jueves, 7 de diciembre de 2017

Diario de a bordo


Corren malos tiempos para los prófugos belgas

Hace mucho tiempo que ya duelen los dedos de tanto teclear siempre sobre la pesadez del “procès”. Parece algo así como una repetición repetitiva, valga la redundancia.
No sabemos, si como dice cierta rumorología, el Estado español “permitió” deliberadamente que se fugaran los ex consellers catalanes, sea como fuere, el caso ha pasado a manos del juez, Pablo Llarena, quien acaba de anular las órdenes de detención para los ex “consellers” prófugos parapetados en Bélgica.

O mejor dicho, parapetados tras el cachondeo del sistema judicial belga, conociéndolo un poco, no es de extrañar que allí se refugien también un numeroso comando de terroristas, como quedó patente con los atentados de Paris. 
El cachondeo de la justicia belga tiene sus antecedentes: en algunas ocasiones ha denegado la extradición de terroristas etarras a las autoridades españolas, bajo el peregrino argumento de que en nuestro país no son respetados los derechos humanos; es eso tienen razón, no son respetados por parte de los terroristas que ellos protegen, pero sí son respetados por la justicia española, o al menos no tenemos antecedentes de lo contrario.
El juez con su auto, explica que lo decide para evitar que los cinco golpistas puedan ser extraditados “sólo” por el delito de malversación  -por el que únicamente podrían ser juzgados en España-, siendo exonerados automáticamente de ser juzgados por los delitos de sedición, rebelión y prevaricación, que sí se mantienen para los demás compinches encausados.
Su razonamiento es que se podría acabar dando una situación jurídica de lo más injusto, pues mientras los golpistas que no se fugaron van a ser juzgados por la totalidad de los delitos, los prófugos belgas sólo lo serían por uno. Lo que sí hace el juez, es mantener la orden de detención si entran en nuestro país.
Parece una motivación jurídicamente razonable, que, por otra parte, pone en duda la justeza del sistema judicial belga.

La sorpresiva decisión -incluso para los fugados que no contaban con ello- ha cambiado el mapa de las coyunturas, hasta tal punto, de que los cinco fugados podrán hacer campaña electoral, pero en la distancia. Pero, por otra parte, si Carles Puigdemont y sus compinches consiguieran escaño parlamentario en las elecciones, no pueden venir a tomar posesión del mismo, so peligro de ser detenidos y encarcelados. Por tanto, estaríamos hablando aquí de una situación bastante insólita, puesto que si no toman posesión no adquieren su condición de diputados.

Otra consecuencia de la decisión del juez, puede ser la del dinero, es decir, la ANC tendrá que seguir pagando la estancia de los fugados en Bélgica o donde decidan ir. Por cierto, una cosa me lleva a la otra: tantos cientos de miles de euros pagados por la ANC para pagar las fianzas de los consellers, además de las dietas de los fugados… Y de dónde sale el dinero, oiga?

Se trata de una hábil vuelta de tuerca a la situación, donde lo que se consigue es bloquear políticamente a los cinco candidatos que en estos momentos tienen muy difícil ejercer su futura condición de diputado y como mucho, podrían quedar legalmente hablando como unos asesores profetas, eso si consiguieran eludir la cárcel, cosa que parece harto difícil, puesto que, si caen en las manos del juez los fugados, este podrá alegar con toda la legitimidad del mundo, un riesgo de fuga probado.

Entretanto, Oriol Junqueras anda por la cárcel de Estremera, dicen que rezando por los rincones. Junqueras que viéndose preso de larga duración ha nombrado ya a dedo a su sucesora, Marta Rovira, una candidata que no tiene visos de gran líder, sino más bien de lo contrario. Aquí hay una cosa que me resulta chocante: que desde siempre en ERC se ha hecho gala de máxima democracia, cuando ahora se nombre a un candidato “a dedo”.
Muy mal deben ver las cosas en ERC, un partido probadamente golpista, para colocar a dedo a una candidata muy mediocre, que además de tener serias dificultades para expresarse en público y que de lo único que puede alardear, es de su independentismo exacerbado.

Quizás estemos llegando ya a un punto, en el que, legalmente hablando, la libertad de expresión no pudiera extralimitarse. Es decir, si alguien hace halagos o proclama tesis terroristas etarras, o yihadistas, por poder un ejemplo, se le puede juzgar por “apología del terrorismo”. Sin embargo, bien pudiera parecer, que a los golpistas catalanes se les mira con un punto de vista muy condescendiente.
En este apartado, parece que estemos insistiendo en hacer el ridículo tal y como lo hace la justicia belga.


Mijail

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