jueves, 25 de mayo de 2017

Diario de a bordo


La Pedrada

Las primarias socialistas han demostrado bien a las claras, que la militancia ha votado, sí, pero ha votado de una forma primaria. Y no temo equivocarme.

Pedro Sánchez ha ganado con un 51% sobre Susana Díaz, que recogió un 40% raspado. López -a quien dieron por apodar como el que ejercía a modo de “casco azul”-, casí llegó al 10%. No sabemos a quién decidirá apoyar López. Pero, en cualquier caso, el partido está fracturado por la mitad. Y esto ya no es una frase hecha, sino el resultado del recuento de votos: “¡¡¡Pedro, Pedro, Pedro…!!!”. Pedro acababa de salir al estrado con la sonrisa puesta, pero ¿alguien sabe en que estaba pensado?
La euforia desató gritos consigna; se oyeron desde el “NO es No” al “SÍ es Sí”, rematando con el de: “Unidad, unidad”, cuando el día anterior se despellejaban entre los dos grupos. Quien entienda esta chaladura que lo explique.

¿Qué hubiera votado yo si hubiera sido militante? Pues hubiera votado abstención, para no apoyar a un populista contra una populachera.
Realmente y a todas luces, Pedro acababa de dar una pedrada, sí, ¿pero a quién? ¿Era una pedrada a su adversaria -que él tiene por enemiga-, Susana? ¿O es que era una pedrada a su partido y por extensión a los votantes del partido?
En estas cavilaciones estaba yo la noche del domingo, cuando una periodista atenta, puso en relieve que Susana no había mentado en ningún momento el nombre de Pedro, sino que lo había citado como “el secretario electo”. Esta fue a ciencia cierta, una omisión calculada, dictada por el subconsciente, pero que denota el cierto grado de odio que ambos sienten mutuamente.
Desde hace tiempo se viene informando, que cuando Susana llegó a presidenta de la Junta de Andalucía, tuvo ocasión de presentarse a las primarias, pero le dio vértigo hacerlo, dado que sólo era conocida en su región. En esas fue ella misma, quien alentó y apoyó a Pedro para que “interinamente” se presentara al cargo.

¿Y ahora qué? Se comenta que incluso en el grupo parlamentario, están divididos en dos bandos enfrentados, que se hacen la puñeta -aunque Susana diga que se han acabado los bandos-.
Sánchez sabe que se ha subido a un caballo imprevisible; que tiene a medio partido, en contra. Sabe que el rechazo que se destila contra él, trasciende de la mitad de su partido, a todos los demás partidos, a la prensa, a las principales empresas del país, pero hay más: ha anunciado que prescindirá de los “barones” en la nueva ejecutiva.
Ahora será difícil montar otra estrategia orgánica para echarle del cargo, ya lo intentó chapuceramente Susana pero fracasó. Y Sánchez siempre puede invocar -como ya hizo- que él ha sido elegido por la militancia y sólo ella le puede echar.

Ignoro qué decisión adoptaran las personas sensatas del partido, para evitar su desaparición, pero me malicio que podrían tener una solución: partiendo de la base de que el partido consiguió 110 diputados en 2011 -cuando dimitió Rubalcaba-, y las dos últimas elecciones con Sánchez, se bajó a 90 y a 85 diputados después. Al pairo de la actual división que se vislumbra en el partido, es de esperar que, en unas próximas elecciones, los resultados electorales puedan ser todavía peores. Y por tanto, parece que este sería motivo más que sobrado, para poder pedir desde una gran mayoría, la dimisión del “secretario electo”.
Abundando en lo anterior, diré que si la mitad del partido adverso a Sánchez, continúa mostrando su hostilidad, como hizo ayer Susana desde su región y si encima cuando estén en campaña electoral, esta mitad hostil hace campaña “flojita”, está claro que los resultados serán todavía peores.


Mijail

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miércoles, 17 de mayo de 2017

El Confidente



Un PSOE lastrado por el odio al compañero

 Solo hizo falta echarle un vistazo al mapa “avalista” de los candidatos a la Secretaría General del PSOE, para darse cuenta de que, el partido está más dividido que nunca, entre “radicales” (según se citan ellos mismos) del norte y los “moderados” sureños. 
La presentación de los avales a la Gestora, por parte de cada uno de los tres candidatos, vino a ser como una encuesta entre la militancia, que da idea de los apoyos que pueden tener cada uno de ellos. El balance de los mismos da una ventaja de algo más de 6.000 avales en favor de Díaz, a pesar de contar con el apoyo del “aparato” del partido. Dicho lo cual, esto no asegura en modo alguno, que la victoria (aunque solo sea por un voto) esté en su mano, porque una cosa es el aval, que se da de forma nominativa y transparente fruto del compromiso, y otra muy distinta puede ser el voto secreto.

El agrio debate entre Susana Díaz y Pedro Sánchez (el aprendiz de árbitro, Patxi, no cuenta) puso en escena frente a los electores, cuán de enfrentados están los dos sectores. Creo que esta escena perjudica al partido, porque en este país y por tradición, los electores castigamos al partido que muestra división o enfrentamiento interno.

A día de hoy, nadie es capaz de predecir cuál será el resultado final en la votación para secretario general, lo que parece claro y diáfano, es que Pedro Sánchez con su modelo radical del “no es no”, ha conseguido hacer revivir un sentimiento que ya estaba superado en su partido desde hace años, cual es el odio al adversario político. Debo añadir en su descargo, que él no hizo más que continuar lo que en su día inició Pepe Blanco, con su discurso revanchista de odio al PP, alentado y permitido por Rodríguez Zapatero.

El “pedrismo” en resumen, no es más que el intento de conseguir el poder, pregonando odio hacia el adversario político, que no a través de las propuestas políticas que puedan ilusionar o encandilar a los votantes.
Lo que vi en Pedro Sánchez antes de la votación del Comité Federal del pasado octubre, fue exponer abiertamente, odio al adversario en lugar de presentación de proyecto. Aunque también es verdad, que la varonesa del sur tampoco ha explicado cuál es su proyecto político y el único proyecto concreto que expresó Sánchez en el debate, no fue otro que su intención de pedir la dimisión de Rajoy. ¿Y cómo lo haría, si él no es ni tan siquiera diputado?

Así pues, la votación por ocupar el cargo de Secretario General del partido, no será en base a proyecto político, sino en base a “simpatía” o afecto. En resumen, dos candidatos que omiten explicar cuál es realmente su proyecto político en favor de los ciudadanos: los insistentes “no es no” de uno y el “yo solucionaré tus problemas” de la otra, serán como mucho topicazos, pero no propuestas de gobierno útiles para los ciudadanos.

Sea cual sea el resultado de las primarias, lo que se perfila es que ni Díaz piensa acatar los dictados de Sánchez, ni este piensa obedecer a Díaz. Por tanto, los problemas en el partido prometen aumentar. De momento la presentación de avales y el posterior agrio debate, no hace nada más que certificar que la brecha entre los dos bandos sigue abierta. Siendo muy difícil que cualquiera de estos dos candidatos, ganando la secretaría general, pueda integrar a la otra parte; el odio está servido y lo ha estado cocinando Sánchez durante mucho tiempo.
No creo que se puedan calmar las rivalidades, ni mucho menos que se puedan fusionar ambos sectores. Es impensable, que el fracturador de un grupo pueda ejercer a modo de soldador después. Y en este caso tienen nada menos que dos fracturadores.

El enconamiento entre los dos bandos (oficialistas y renovadores) viene tan de lejos en el PSOE, que en tiempos de Felipe González ya suponía un problema de partido.

Creo que este problema solo tiene una salida: buscar un nuevo candidato, no identificado con ninguno de los dos que hay ahora, y a ser posible, que ni tan siquiera hable de ellos. Un nuevo candidato sería votado por la militancia de ambos bandos, ya que con ello, cada bando desbancaría al contrario, es decir en cierta manera, podrían ejercer un castigo al candidato contrario; una mera cuestión de aplacar fobias, que no de elección de proyecto político.

Está muy bien y parece lógico, que la militancia de un partido político elija por sufragio a su líder en primarias, pero antes de llegar a este punto, la militancia debe huir de comportamientos viscerales en unos casos, o de intereses personales en otros. El sufragio en primarias solo tiene sentido, desde la mayor objetividad posible, que pueden aportar unos conocimientos políticos suficientes, cimentados por el sentido común.
Fuera de estos parámetros, las primarias son como armas que carga el diablo y por tanto pueden dispararse en cualquier dirección; recuerdo el reciente ejemplo de Fillon en Francia: es elegido en primarias y según todos los sondeos le daban como ganador de las elecciones, después le explota un caso grave de irregularidades, pero él no quiere renunciar y la legitimidad de las primarias, impidió que el partido le pudiera echar, con lo cual su partido acabó perdiendo las elecciones.

El compromiso político o la militancia política, y los buenos militantes que puede tener un partido político, son aquellos que lo son por conciencia, por estudio y por reflexión, los demás, entre los que abundan quienes buscan un empleo bien pagado al amparo del poder, si bien engrosan la lista de militantes y eso puede dar una sensación de fuerza, en un momento de crisis, solo son un estorbo para el proyecto.
Me temo que los militantes del partido se equivocaron plenamente, eligiendo sin ton ni son, primero a Zapatero y después a Sánchez; estas decisiones me parecieron una sandez.

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lunes, 8 de mayo de 2017

El Confidente


Macron, presidente de la República francesa

Las elecciones francesas han sentenciado que Emmanuel Macron será el presidente más joven de la V República. Macron ha doblado en resultados a Marine Le Pen con su Frente Nacional, quien ha perdido la gran oportunidad que le brindaban las circunstancias actuales.

Recuerdo cuando hace muchos años, un amigo que había estado viviendo en Francia por motivos laborales, me comentó como a su modo de ver, la libertad de que se gozaba en Francia (y de la que carecíamos en España en aquel momento), tenía algunos límites rojos: “Todos los franceses están unidos cuando se trata de defender la República, su bandera y sus fuerzas armadas”.  Una afirmación que me pareció sorprendente en un primer momento, pero que después en mi primer viaje a Francia pude comprobar como al menos, en muchas plazas se alzaba un alto mástil con la bandera francesa.
Hace cosa de unos tres años, hubo un incidente en el desfile que se celebra durante el 14 de julio: dos catalanes asistentes salieron al centro de la calzada haciendo burla descarada de los militares; inmediatamente fueron detenidos por los mismos, siendo ingresados directamente en el calabozo. Después de varios días de detención, tuvo que intervenir el cónsul español en París para poderlos liberar.

Estando de acuerdo en que los méritos de Macron son en gran manera, el haber sabido aprovechar los errores de los demás. Los franceses en estas elecciones al menos, no diré que hayan sido inteligentes, pero al menos han sido sensatos; quizás ello forme parte de la llamada “grandeza francesa”.

En su discurso de aceptación del cargo de Presidente de la República, Macron no olvidó reseñar que defenderá la República y dio las gracias a las fuerzas armadas, todo presidido por la inamovible bandera francesa colgada en el atril. Luego, el análisis que en su día hizo mi amigo era totalmente certero.

La victoria de Macron ha sido como un balón de oxígeno para Francia, pero también para la Unión Europea. Otra cosa son las políticas pueda hacer un presidente sin partido (de momento): será difícil rebajar el muy elevado gasto social que tiene su país, será difícil acabar agradando a los ciudadanos franceses, implementando medidas que hagan reducir la deuda pública y rebajando del 51% del PIB en gasto social.

El discurso de Macron fue muy reconfortante para los franceses aun siendo simpatizantes de otros partidos, pero si hubo algo certero en todo el discurso, fue cuando dijo por seis veces: “Tenemos una tarea inmensa por delante”. Exactamente; si quiere mejorar el país, Macron tiene una inmensa tarea por delante. Dicen que es una persona muy brillante en lo personal, lo que queda por ver, es si esa brillantez se acabará demostrando en su tarea pública.

De momento la Unión Europea respira con tranquilidad, veremos que ocurre con las elecciones alemanas de septiembre. La denominada globalización también tiene sus problemas. 

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