miércoles, 1 de noviembre de 2017

Diario de a bordo


Tocata y fuga de los payasos indepas

 Por lo que sé, la prensa europea asiste atónita y divertida al desenlace del “pruses”. En general, el relato que hacía el 1 de octubre, había asumido el lamento independentista “no nos dejan votar y para ello nos envían a los geos que reparten brutalmente porrazos”.  Ahora sin embargo el concepto ha cambiado, la prensa europea lo que recoge es la charlotada de los llamados Seis de Bruselas. Desde la minoría social que quedó plasmada, incluso en los resultados oficiales del 1 de octubre, se proclama una república de la señorita Pepis, desoyendo la ley del Estado, e incluso, los informes contrarios de sus propios letrados en el Parlament.
Después de lo cual, Puigdemont  -o Puchi como ahora le llaman-, huye con cinco consejeros a Bruselas para desde allí, continuar el desafío al Estado Español.
Para colmo de males, ayer se publicó el Auto de la Juez Lamela que, desde la Audiencia Nacional, les requiere para comparecer ante ese juzgado el próximo jueves, es decir, mañana. Al parecer algunos de los Seis han vuelto a Barcelona, pero Puchi se niega a volver. Dice su abogado belga -auxilio de etarras-, que no comparecerá el jueves porque no tiene garantías, e incluso dice que ignora el auto, al no tenerlo por recibido. Oiga, que el auto existe; lo tengo hasta yo, que soy el último mono en todo este sainete.

Me pregunto: ¿Qué debería apreciar yo, si fuera un indepa defensor de la puigdemonía?  Que quizás me han estado engañando con un falso relato, cuando me decían que la independencia de Cataluña era perfectamente posible. Que con la república los impuestos -e incluso los precios de mercado-  bajarían mucho, mientras que los sueldos y las pensiones subirían una barbaridad. Que el Estado recularía espantado, aceptando las reivindicaciones del pueblo catalán echado a las calles.
Y en última instancia, ¿qué pensaría al ver como los máximos dirigentes de toda esta zarzuela bufa, al día siguiente se fugan a Bélgica?  Otro sin sentido, porque mientras abominan de la monarquía española, intentan refugiarse en un país, donde también existe el mismo sistema de gobierno, una monarquía parlamentaria.
Seguramente al constatar todo esto, empezaría a darme cuenta de las interminables mentiras que me he tragado en todo este largo “pruses”.
Pero esto sería mirar todo este quilombo con un cristal transparente, cosa muy distinta es, cuando el abducido sólo admite ver las cosas a través del cristal gris oscuro del fanatismo.

La gran labor del Estado, está ahora en limpiar el gris fanático, del cristal con el que miran la vida los abducidos. Si no tiene lugar esa limpieza, corremos el serio riesgo de volver a vernos en el mismo vodevil en un tiempo no muy lejano. Alguien dijo que normalmente, no hay dos sin tres. Y este es el temor que tienen las 1.800 empresas que han huido de Cataluña, dado que no tienen ninguna garantía de que se procederá a esta limpieza de cristal.

En resumen, una zarzuela bufa protagonizada por unos trileros obstinados en creer sus propias mentiras, a quienes han creído una gran cantidad de ciudadanos oveja; y aquí la TV catalana y la radio, ídem, tienen mucho que ver con ello.

Partiendo de la base según la cual, la contraposición de ideas queda entre abducidos y no abducidos, no será nada fácil para el Estado, limpiar el cristal gris fanático, mucho más cuando alguno de los grandes partidos se muestra extrañamente equidistante.

De momento lo único que parece diáfano, es que los trileros deben sentarse en el banquillo. A lo que parece, podríamos titular el acto final del vodevil tal y como tituló el maestro Berlanga una de sus películas: “Todos a la cárcel”. Lo que me genera una duda preocupante, es cómo gestionará el Estado su relato para limpiar el fanatismo reinante.

Mijail

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