lunes, 9 de octubre de 2017

Diario de a bordo


Un fracasado y patético golpe independentista 

Soy de los que creen, que la aguda crisis política y social, provocada por los separatistas en Cataluña, no ha terminado todavía. El desprecio a la ley, las presiones de todo tipo, ejercidas sobre ciudadanos no dóciles con el independentismo, que hemos tenido que padecer durante años y los graves hechos acontecidos en los dos últimos meses, así lo certifican.

Me parece difícil creer que las mentes separatistas, sean capaces de hacer autocrítica y de que, por tanto, lleguen por sí solas a la conclusión de que se han equivocado. O los han equivocado y conducido a base de grandes mentiras, teniéndolas adocenadas, cual si de un rebaño de ovejas se tratara.
Estoy convencido de que durante años les han estado inoculando odio a España, e incluso odio a sus vecinos no adocenados. Explico, lo que me comentó alguien del entorno muy bien informado: el plan era ser un Estado independiente y acto seguido ilegalizar al Partido Socialista, a Partido Popular y a Ciudadanos. Esto para mí es un indicativo del sentido democrático, plural y tolerante de este movimiento. No tengo ninguna duda, por tanto, de haberles visto abanderando unas actitudes totalitarias, al más puro estilo nazi.
Sin embargo, cabe recordar aquí, lo que alguien sentenció ante una crisis, intentando dejar una puerta abierta a la esperanza: rectificar es de sabios.

En política, las mentiras se usan para manipular el pensamiento de las personas hacia una deriva inconfesable -y repito inconfesable-, por parte del manipulador.
No me ha extrañado en absoluto, que los capitanes separatistas desafíen la ley y las normas establecidas, que también a ellos obliga, pues es lo propio y natural en personajes que adoptan su postura.
Ahora escucho y leo, como cantidad de políticos y periodistas se alarman al detectar el continuo incumplimiento normativo. ¡Señores. Que históricamente en los golpes de Estado nunca ha habido normas! En los golpes de Estado sobran leyes y normas, pero todo lo demás sirve.

La intentona golpista que aún persiste la hemos visto todos. Una intentona prevista y anunciada desde hace años, con unos cabecillas encaramados en su parcela de poder que, por otra parte, son conocidos por todos. Por decirlo pronto y claro, unos cabecillas que sentados en una silla de poder institucional, emanada de la Constitución -percibiendo en virtud de ello, unos sueldos elevadísimos-, se han dedicado a conspirar contra esa Constitución, en un claro intento de eliminarla, para instaurar en su lugar, otra norma hecha por ellos a su medida. ¡Vaya. Sin darme cuenta, puede que me haya salido una definición de golpe de Estado totalmente actualizada!

Que el Estado y desde hace años, ha asistido impasible a los escarceos del intento de golpe de Estado es cierto e innegable. Que el plan ha sido ejecutado a largo plazo y por tanto, gran parte del plan era totalmente previsible, también.
Ignoro si existe el delito de dejación de responsabilidades que el Estado podría haber cometido, pero lo que sí está tipificado en el Código Penal español -que incluso a los separatistas alcanza, son los delitos de prevaricación, malversación, desobediencia, sedición y rebelión. Pero miren ustedes; aun contando con que el actual Código Penal no les guste y aunque se hayan hartado de repetir que no lo acatarán, digo yo que lo tendrán que acatar igualmente y si me apuran, se tendrán que aguantar.

Si no fuera por la irresponsable fractura social que han perpetrado con su intentona, al final todo quedaría en un penoso referéndum de circo, de Miliki, Gabi, Fofó y Fofito, con unos resultados más que dudosos, con alguna que otra urna, llegando al colegio preñada de votos incluida, a lo que siguió un duro discurso del rey que a todos enderezó las orejas. Para rematar el aquelarre, vimos al día siguiente, la huida de Cataluña de sedes de importantes empresas.

Señores golpistas, les doy la enhorabuena por lo patético que ha quedado todo. Creo que esta ha sido la mejor radiografía que se podía hacer desde el minuto uno de toda esta intentona, diseñada desde hace unos treinta años.

Lo único que se me ocurre es darles un consejo: acaten ustedes la ley que les obliga. Y si les han mentalizado para que no les guste o para que no la acaten, pues miren, ajo y agua. En todo caso, pueden pedir responsabilidades sobre ello a quienes les han engañado.
Claro que nadie les puede impedir a ustedes, marcharse a fundar su soñada república bananera a otro país, pero no creo que tengan agallas para ello; de sobra saben, que en los países europeos –por poner un ejemplo- no se les hubiera permitido llegar hasta el punto donde estamos, pues el aparato judicial y policial, es allí menos permisivo y mucho más contundente. Y no digamos ya, si lo hicieran en un país africano.
Si no me creen, pueden intentarlo en Francia, por ejemplo, ya que queda aquí al lado, donde les explicarán con rapidez, de una forma clara y contundente, el significado penal que tienen los actos contra la República, al ser tratados jurídicamente como actos de terrorismo.  O si tan valientes son, pueden intentarlo en Alemania cantando la antigua canción “El mañana me pertenece” y verán que ocurre.

Mijail

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