jueves, 15 de junio de 2017
Diario de a bordo
Una nueva política, pero viejuna
Ayer
acabó el teatrillo titulado “moción de censura podemita”. Los resultados
finales aplican aquello del nada es verdad ni es mentira, que todo depende del
color del cristal con que se mira.
Pablo
Iglesias salió arremetiendo contra todo y contra todos con una sola consigna:
Todo está mal.
Criticó
actitudes y comportamientos de todos, repartió insultos varios, lo mezcló todo
y con este gazpacho parlamentario, armó su moción de censura al Gobierno.
Intentando
ser objetivo, diré que Pablo Iglesias erró en su estrategia. Leo a un
periodista opinar, que Iglesias intentó emular con su moción a Felipe González,
pero acabó pareciéndose a Hernández Mancha. Cuidadito, porque de ser así, hay
que tener en cuenta, que Mancha desapareció seguidamente de la política.
Me
dicen que Iglesias pretendía, restregar la corrupción por la cara del PP -y así
lo anunció previamente-, con lo cual era de esperar, que Rajoy no saliera a contestar
o a dar la cara y esta circunstancia permitiría a Iglesias increparle como “el
que se esconde... y si se esconde será por algo…”
Es
decir, la moción de censura al final nacería muerta, pero serviría para que
Iglesias pudiera sembrar a gusto sus sospechas con posibles repercusiones
electorales.
La
agresividad de Iglesias y su grupo no es habitual en las sesiones del Congreso,
aunque puede recordar a algunas intervenciones de Alfonso Guerra.
Pero
eso sólo son las formas, o para ser más exactos, las malas formas. En cualquier
caso y a pesar de su discurso de tres horas, que me llevó a preguntarme si
habría vuelto Castro o Chaves, Iglesias no explicó como candidato a Presidente
de Gobierno, cuál era concretando, su modelo de gobierno, su programa
económico, o su modelo constitucional. Luego era una moción de censura
algarabía, para alborotar el cotarro.
La
portavoz de Podemos, Irene Montero, ejerció de “malo” como hiciera en su día
Guerra mientras Felipe se reservaba su papel de hombre “bueno”. Pero esto está
ya muy visto y además forma parte -y deberían saberlo- de la vieja política que
ellos pretenden borrar del mapa.
Por
cierto, la portavoz Irene Montero, lloró ante comentarios del portavoz del PP,
Hernando. Que me perdone la señora Montero, pero si a ella no le gusta que el
polvo le ensucie sus zapatos no debe transitar por caminos polvorientos. ¿Se lo
han explicado esto? Lo que no puede ser y está fuera de toda lógica, es que el
personal podemita, pueda increpar e insultar a placer a la bancada popular,
socialista, canaria y anaranjada, sin recibir los mismos bofetones por parte de
los ofendidos.
Que
quieren que les diga; me gustaron los arreones que les propinó con finura,
Rajoy, los pescozones más directos que les propinaron Oramas, Rivera y
Hernando, es más, creo que estos dos últimos se pudieron haber quedado cortos.
Porque, vamos a ver, no son ellos los que tanto preconizan la igualdad, pues
sea la igualdad para todos, por tanto, quien se lance a ofender, que se prepare
a su vez para ser ofendido.
Pero
vayamos a los resultados tal y como yo los he visto: los españoles hemos podido
comprobar durante horas, cuán de faltón es Iglesias, la falta de concreción en
argumentos de gobierno e incluso constitucionales, y para mí, lo más
importante: de estas escaramuzas parlamentarias deduzco, que definitivamente,
Iglesias y Rivera, no formarán nunca coalición de Gobierno; los reproches
públicos y las invectivas que se han lanzado mutuamente, son tan ácidas que no
creo encuentren azúcar suficientemente capaz de neutralizarlas.
Pero
yo sigo preguntando a Pablo Iglesias: ¿El resumen de su filosofía, el cambiar
la política vieja -según Uds.- por su nueva política, no será un rememorar
aquello tan viejo del, quítate tú que me pondré yo?
Mijail
Etiquetas: unpoltpviejuna
Suscribirse a Entradas [Atom]