lunes, 24 de abril de 2017
El Confidente
El
interrogante turco
Turquía está en cola desde hace años para entrar en la Unión
Europea, quien pone cualquier excusa para no tener que cargar con la
responsabilidad de aceptar en la UE a un país que a todas luces, no es europeo.
Dicho en otras palabras, que seamos vecinos geográficos no significa que en
pensamiento, usos y costumbres seamos afines.
Turquía se liberó del sultanato con Mustafá Kemal Ataturk, quien
soñó y diseñó para su país, nada menos que la adhesión a la zona europea; sabía
que efectivamente, era mucho más interesante económicamente hablando, acercarse
al pensamiento europeo que permanecer en la estancada filosofía árabe. Ataturk implantó
la república, diseñó una constitución europeísta con objeto de poder solicitar
la entrada en lo que por aquel entonces era el Mercado Común; un club de libre
mercado, desde el que poder importar mercaderías y al que ofrecer su potencial
turístico. Se apartó el islamismo a favor del laicismo, se cambió el alfabeto
árabe por el latino, se optó por un sistema político democrático y las mujeres
abandonaron sus velos a favor de la moda europea. Desde entonces ha sido el
país árabe más europeizado.
Erdogan por el contrario, siempre dio muestras de ser un islamista
bastante radical, por lo cual pasó unos años en una cárcel en aplicación de la
ley. Después se ha ido convirtiendo en el líder islamista y populista que es
hoy día.
Pero siempre hay un por qué: un periodista turco exiliado en
España, denuncia como en 2013 se descubrió que Erdogan y su entorno, estaban
inmersos en la corrupción, un dato que cifra en unos 80.000 millones de euros.
Dice que es en ese momento, cuando Erdogan al sentirse amenazado, decidió una
huida hacia adelante, tomando todo el poder con objeto de la acción de la
justicia.
El ejército que se define constitucionalmente como defensor de la
laicidad, arrostra un balance de cuatro golpes de estado, el último tuvo lugar
el año pasado; en realidad todos los analistas europeos dan por hecho que se
trató de un autogolpe dado por el propio Erdogan con objeto de hacerse la
víctima. Unos 100.000 funcionarios fueron despedidos por sospechosos de ser
anti islamistas, 150 medios de información han sido clausurados. 147
periodistas encarcelados. Todo ello impone una sola filosofía: la sumisión al
pensamiento del presidente.
En el referéndum de la semana pasada, que ganó Erdogan por un 51%,
se incluye entre otras cosas, poder total para el presidente, incluso para
nombrar y cesar jueces a su voluntad, prorrogar el tiempo de permanencia en la
presidencia e implantar un islamismo que se dice moderado.
Es a todas luces un intento de vuelta al absolutismo, que supone
un sistema presidencialista y una reislamización del país, que lo apartarán de
la senda europea.
Todo ello no sería preocupante para Europa, si no fuera porque
Turquía pertenece a la OTAN, un detalle que puede complicar mucho las cosas si
se da un problema bélico en la zona.
Otro aspecto a tener en cuenta es el tema de los refugiados:
Turquía los acoge en campamentos para que no invadan Europa a cambio de recibir
mucho dinero. Pero conociendo un poco a Erdogan, puede ocurrir que habiendo cobrado
el dinero, seguidamente se haga el ofendido y rechace a los refugiados para que
invadan los países limítrofes europeos.
Con Erdogan al frente del país puede ocurrir de todo, pero poca
cosa buena para Europa, aun cuando los más perjudicados sean los propios
ciudadanos turcos quienes a medio o largo plazo se darán cuenta del engaño
populista; para entonces ya será demasiado tarde y Erdogan se habrá enriquecido
y puesto a salvo, es la eterna receta de los gobernantes totalitarios.
Etiquetas: einterrogturk
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