miércoles, 1 de febrero de 2017

El Confidente


Acoso escolar

Según el último informe Pisa-2016, el sistema educativo español sigue instalado en la mediocridad y aunque el alumnado mejora un poco en lectura, sigue atascado en cuanto a ciencias y matemáticas. Siendo esto un déficit educativo del que adolecen nuestros centros escolares, al que puede sumarse otro problema cual es el acoso escolar o bullying.

El acoso escolar en el aula, conocido también como hostigamiento escolar, matonaje escolar, maltrato escolar, define al maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un período de tiempo. 
A grandes trazos, el acoso escolar se basa en agresiones psicológicas o físicas. Unas agresiones injustificadas, cueles y repetitivas, que no encajan en el incidente puntual, sino que se suceden en el tiempo con el agravante de premeditación.

Las víctimas del acoso escolar no obedecen a ningún patrón humano, simplemente el grupo acosador ha visto en este compañero, a alguien débil a quien poder machacar con continuidad. En casos de acoso grave, La posterior investigación psicológica, ha detectado como son alumnos que se levantan por la mañana pensando que tienen que acudir a su infierno particular, desconociendo además la razón por la cual el grupo acosador se ensaña con él. El acosado entra en clase sabiendo que cada día va a ser vejado, excluido, que se van a reír de él, que le van a tirar los libros como siempre y que tendrá mucha suerte si no le agreden físicamente.  
Ciertamente, podríamos señalar varios grados de gravedad en el acoso escolar, pero por lo general las víctimas terminan aceptando una imagen negativa de si mismas; fácilmente pasan de ser niños felices a pesimistas, desconfiados, frágiles, llegándose a transformar con el tiempo, en personas agresivas, conflictivas o asociales. En algunos casos, la situación en la que vives estas víctimas del acoso, puede desembocar tristemente en el suicidio.

Los casos estudiados en cambio, los acosadores o agresores sí que presentan unos rasgos comunes e incluso más definidos que sus víctimas: suelen ser niños o niñas, que proceden de situaciones de violencia familiar en unos casos, en otros niños en una situación técnica de abandono, en la que los padres por distintas circunstancias han omitido de darles cobertura emocional.

Para algunos psicólogos que están estudiando el fenómeno, señalan que la vigilancia que puede ejercer el grupo de compañeros es decisiva para eliminar el proceso de acoso; es decir, si en una clase se da acoso escolar y los testigos en vez de callar, dan un paso adelante y protegen a la víctima enfrentándose a los agresores, la violencia acosadora desaparece.


En la labor preventiva o vigilante del acoso escolar deben contribuir todos, desde los profesores, los padres e incluso los alumnos de cada clase. Parece que la concienciación del alumnado es la mejor labor preventiva.

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