jueves, 9 de febrero de 2017
Diario de a bordo
Cuando
sólo el folklore distorsiona las afinidades nacionalistas
A
raíz de las últimas detenciones sobre la banda del 3% y del juicio a Mas y
compañía, un conocido se dirigió a un convencido independentista, comentando lo
mucho que roban estos del 3%, a lo que el independentista contestó sin cortarse
un pelo: “No. Los que roban son los
otros”. Es decir y para que yo me entienda; además de tenerlos engañados en
los conceptos y esperanzados en la irrealidad, los tiene aleccionados en el
cinismo más contumaz.
Me
temo que cuando desde el poder se alientan estos comportamientos falsarios,
puede quedar suficientemente probado, que el partido en el poder ha dedicado
muchos años, no ha resolver problemas ciudadanos, sino a embolsillarse
ilegalmente grandes cantidades de dinero a costa precisamente de los
ciudadanos; estos somos los que siempre pagamos el pato.
Ya
lo repetía constantemente el yayo Pujol cuando señalaba desde su “nacionalismo”,
aquella ambigüedad calculada del “fet
diferencial catalá”. Bien, pues idioma y costumbres aparte, el hecho
diferencial reside ahí, en esta perversión que ahora está explotando y cuentan
los medios de información, deficiencias sanitarias incluidas.
Existe
otra zona de España que, sin ser tampoco ningún país, ha estado gobernada por
el nacionalismo vasco. Otro punto de “hecho diferencial vasco”; ya saben,
esgrimiendo según Arzallus en su día, un ADN o una pseudogenética propia, como
un rasgo cultural y diferencial de los vascos.
En
las dos regiones se presumía que eran un “oasis”, sólo que no decían quién eran
los beneficiarios de los bienes contenidos en el oasis, en cualquier caso, no
eran los ciudadanos.
Existe
además una similitud; cuando en los años 90 se destapó la gran corrupción que rodeaba
el gobierno de Felipe González, Pujol que tenía en aquel momento un pacto de
gobierno con el PSOE, salió diciendo que “hay
que limpiar todo esto”.
En
la pasada campaña electoral, desde el nacionalismo institucional vasco se
continuó apelando al hecho diferencial vasco, añadiendo en lo referente a la
corrupción, que “No encaja con nuestros
valores”.
Es
decir, dijeron lo que dijeron, mientras hacían todo lo contrario.
Es
una afinidad más entre ambos nacionalismos, pero hay más concreciones:
Los
casos de corrupción alrededor del nacionalismo catalán son de todos conocidos, desde
el caso Banca Catalana, caso Culell, Pallerols, Casinos, 3%, Pretoria, Petrum y ahora Pika.
Los
que no se conocen tanto, son los que atañen al nacionalismo vasco, como pueden
ser, el ex alcalde (PNV) de Bakio, el caso Margüello un asunto en el que se
pide 6,8 millones de fianza a tres altos cargos del ex gobierno de Ibarretxe.
El
caso Elorza, donde este ex alcalde del PNV está acusado de mantener sin
contrato a un amiguete como consejero (sueldo anual 52.000) de una entidad
municipal.
El
caso Hiriko es otro ejemplo; un proyecto fallido para fabricar el coche eléctrico
“made in Euskadi”, donde la empresa concesionaria que debía fabricar el coche
(sin tener ninguna experiencia previa en este sector) quebró y por lo cual, la Fiscalía
reclama que se devuelvan los 16 millones recibidos en ayudas públicas, bajo la
acusación de haberse ideado una trama para apropiarse del dinero público y
donde están implicados ex miembros del PNV.
El
caso de la lonja de pescado de Pasaia, es otro caso que está en el candelero
judicial; Fiscalía investiga el sobrecoste de esta lonja, que pasó de los 14,9
millones a 20 millones de euros. Creo que esto huele a pescado podrido.
Estos
son sólo algunos de los casos abiertos al nacionalismo vasco, que por cierto son
muy poco difundidos por los medios de comunicación.
¿Será
una casualidad que aparezcan tantas afinidades entre ambos nacionalismos y que
sólo parezcan diferenciarse, en el idioma y en el folklore?
Mijail
Etiquetas: cuafolkdistafinacio
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