miércoles, 11 de enero de 2017

El Confidente


Ciudadanos de Estados Unidos cada vez más desunidos

 El próximo día 20 de enero se espera que Donald Trump, presidente electo de EEUU, prometa su cargo como presidente entrante. En esta campaña presidencial se ha dado un hecho que parecía imposible; una gran crispación política instada por ambos partidos (Demócrata y Republicano), ha partido en dos a la sociedad norteamericana. A lo que ahora se añade algo más que todavía empeora más la situación: el partido Demócrata, que tradición en mano, debería reconocer cortésmente la victoria de Trump y en última instancia, estar trabajando para coser la fractura de los dos bloques sociales, anuncia poco menos que están empeñados en mantener la fractura hasta institucionalizarla de una forma permanente.
El intento por mantener una artificial fractura social, me recuerda tanto a lo que ocurre en Cataluña, que a las dos situaciones las veo con el mismo cristal: como una actitud gravemente irresponsable.

No han justificado los Demócratas su increíble actitud, no sabemos que se trae entre manos Obama, sólo muestra un enfado enorme porque haya ganado Trump.
Dado que esta situación de enfado y rechazo a un presidente electo no se había dado nunca en la historia de este país, cabría preguntarse: ¿No será que la explicación al enfado de Obama y el partido Demócrata hay que buscarla en otras claves?
Y si las claves fueran más allá de los nombres, Clinton, Trump, Obama, o la tradicional alternancia de Demócratas y Republicanos en la presidencia, existiera una encarnizada lucha por el poder? 
Teniendo en cuenta que Trump, en cierta manera con sus bravuconadas, ha amenazado con poco menos que hacer “tabla rasa” en muchas cosas, podría ocurrir que el partido Demócrata y sus adláteres, creyeran que puede peligrar la política exterior del país o su modelo de Estado y otra cosa que mueve muchas voluntades, la que más; la supervivencia de una élite de burócratas que durante décadas, han escalado posiciones y acaparado todos los mejores puestos de la administración norteamericana, todos los resortes del poder. Si Trump se fija en ello, corren el riesgo de que les echen de sus cómodas sillas bien pagadas. A ellos se añade como élite, la propia CIA, a la que Obama dio mucho más poder. Se suman también numerosos lobbies y medios de información, todo ello estructurado como un grupo de presión; es el llamado establishment. Está claro que para todos estos “privilegiados”, Trump puede ser un tipo peligroso.
En todo caso, no creo que el establishment rechace al presidente electo, porque teman que con él se puedan ver perjudicados los ciudadanos norteamericanos, sino por temor a perder sus propios ingresos.

El rechazo o el intento de desprestigiar a Trump, se ha visto meridianamente, cuando el Washington Post o el NY Times, ha publicado un “informe secreto” (luego no debía ser tan secreto) como titular, diciendo que Rusia habría interferido en la campaña electoral ayudando a Trump, cuando del informe (sin autor conocido) se desprende que Rusia dando como ganadora a Hillary, habría intentado sembrar sombras en su elección. En el fondo todo esto no pasa de ser unas meras conjeturas. Y son las que ha alzado un Obama muy enfadado contra Trump.

No se puede negar a estas alturas, que la batalla-rechazo en la que casi todo vale, contra un presidente electo cuando aún no ha gobernado (que no se había dado nunca), el establishment está cometiendo cantidad de errores, llegando incluso a calificar a los 68 millones de electores que votaron a Trump, como personas palurdas e ignorantes de moral reprobable o directamente de idiotas irrecuperables y asilvestrados, que se dejan embaucar por las mentiras de Trump. Por el contrario el establishment considera que quienes votaron a los Demócratas (es decir ellos) son personas cultas, sensibles, de moralidad intachable y por supuesto, mucho más inteligentes.

No es fácil, para alguien que no es “trumpista” escribir todo esto, pero creo que está en la realidad de las cosas.
Si me hubiera visto en el trance de tener que votar en estas pasadas elecciones norteamericanas, no habría votado por Trump, pero tampoco por Hillary. 

Resumiendo, nos dijeron que Trump era antisistema, pero me parece que el antisistema es Obama, pues está haciendo todo lo posible por sembrar rechazo a un presidente electo, ya antes de ocupar el cargo. ¿Qué no hará después?

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