lunes, 5 de diciembre de 2016

Diario de a bordo


Colau, una alcaldesa comandanta, discutida y discutible 

Estábamos traspuestos con tanta crisis económica y anonadados con tan poca entente política, que impotentes ante la situación, decidimos tomárnoslo todo a chunga y pitorreo. Estábamos de cachondeo y guaracha sandunguera, cuando llegó la alcaldesa y mando a parar.

Bastón de mando en mano decretó: Lo primero, en Barcelona lo que sobran son turistas; van con la boca abierta mirando para arriba y te los tropiezas por doquier. ¡Pesados son estos guiris!
Bueno, tampoco es que tenga nada contra ellos -ha puntualizado la comandanta-, pero que vengan uno a uno y ordenadamente. ¡Ah y de cruceros nada! Que abren la puerta y de turistas salen una montonada. Y no sería de extrañar que en cualquier esquina, alguno nos pegara la tosferina.

Lo que ocurre querida comandanta, es que si hacemos esto, el sector turístico se cabrea y resiente. Sólo le diré, que el operador portuario está en conversatorios con el puerto de Valencia. Y si esto fragua y se traslada, que haremos?  ¿Trasladaremos todo el sector turístico a la tierra del “caloret valenciá”?

Otra cosa digo: que ningún okupa se desokupe –ha mandatado la comandanta-, que la okupación es un bien social. Que un piso deshabitado, se ve muy desangelado.  Pero alcaldesa y los derechos del propietario? ¡Ése, que pase el rosario! Debe ser un puto capitalista al que hay que meter en la lista. En la lista digo, de ricos expropiables; hay que exprimirles hasta que cante la gallina. Ya lo dijo Pablito, el conductor de pueblos en una arenga peronista argentina: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Y decía verdad en su moralina; no hay más que ver, cuánto cobra él y cuánto cobra el populacho que recibe su verbal azotina.

Dice ahora la comandanta, que el euro a ella se le queda corto para la economía barcelonesa. Ahora pone sobre la mesa, la necesidad de usar otra moneda. La Podemos llamar “el colauet de la mestresa”.
El “colauet” sería una moneda de esas que llaman “derretibles”, cual helado veraniego en mano de niño embobado.
La idea no es lela, cuando se conoce la razón de una moneda paralela. Si el Ayuntamiento paga con moneda “derretible” y por tanto sin respaldo legal, se puede endeudar sin límites y tal y tal. Después la duda existencial, la plantea la cuestión cambial.
Según dicen le han preguntado: Señora alcaldesa, entiende pues su conocimiento, que podremos pagar con “colauets” el IBI al Ayuntamiento? De eso nada –ha contestado tajante la comandanta-, el Ayuntamiento sólo cobra en euros; otra cosa es, que intentemos pagar con “colauets” la empandada.
A ver Evaristo, que te han visto; así que no me pagues con este duro sevillano, que tienes en la mano.

La guinda la ha puesto hace un par de días, cuando poniendo cara de albóndiga científica, ha decretado que los coches diesel no podrán circular por la ciudad porque contaminan. Dice que sólo podremos conducir autos de gasolina. Añádole en la receta de semejante medicina, que resulta curioso que nada haya dicho, sobre la contaminación que producen los autos de gasolina, que eso también es cosa fina. ¿No será el querer echar este candado, una forma de cambiar de una tacada, la mitad del parque rodado? En este caso Colau, la anticapitalista comandanta, estaría al lado del capital toda eleganta, arropándole el negocio con su manta.

Ahora ya sé que significa aquello tan cacareado de “la nueva política”: significa circo mediático, gran mentira envuelta en bonito lazo rojo, cabrear al ciudadano y sobre todo, sobre todo, inutilidad supina.

Cuánta razón tenía, aquél barcelonés que antes de las elecciones me decía: “Esta chica como alcaldesa, promete”. Claro que en ningún momento supo decirme, que era lo que prometía.

Lo dicho aquí y en la Conchinchina, marchando una de inutilidad supina.

Mijail

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