miércoles, 19 de octubre de 2016
El Confidente
El
Trumpismo o "la voz de la mayoría silenciosa”
Hace muchos meses que los analistas políticos
estadounidenses, se están devanando los sesos indagando cómo pudo suceder esto.
¿Cómo pudo suceder que una persona, poco formada políticamente hablando como
Donald Trump, arrasara en la contienda de primarias en su partido republicano,
criticando en parte al sistema, criticando a los políticos, criticando a la
prensa e incluso, criticando a gran parte de su propio partido, pueda llegar a
ser presidente de los Estados Unidos?
Durante meses, muchas personas han estado confiando en que
cometería un gran error que le dejaría fuera de la carrera como candidato a las
elecciones del próximo noviembre. No estaba previsto que pudiera llegar como
candidato republicano a estas fechas. Parecía algo imposible, pero no lo ha
sido. Otra cosa pueden ser los imprevisibles resultados electorales, aunque las
encuestas parecen darle una ligera ventaja a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
En todos estos meses, los analistas se han estado
preguntando atónitos ¿Cómo ha podido suceder esto, o dicho en otras palabras:
en qué consiste lo que algunos ya han dado en llamar Trumpismo?
Seguramente Trump, no puede mostrar su título de doctorado,
por ejemplo, pero ha demostrado tener el don de la intuición. Él, detectando entre
los ciudadanos de su país mucho desencanto y algunos temores, está prometiendo
resarcir el entuerto. Es lo mismo que hace Marine Le Pen en Francia, Podemos en
España, o hizo Tsipras en Grecia, prometen grandes soluciones; otra cosa es que
luego puedan cumplirlas:
Los datos de tasa de paro, dicen que en EEUU la economía ha
mejorado, pero en cambio los salarios no solo se han estancado, sino que
empiezan a bajar; las condiciones laborales han sufrido un deterioro. Todo ello
hace intuir a los estadounidenses, que de continuar por esta senda, sus hijos no
tendrán las mismas condiciones que tuvieron sus padres y esto conculca un
principio muy arraigado; nada menos que quebrar el sueño americano.
Trump (en similitud a lo que vemos en Europa) se opone a los
tratados de libre comercio y a la globalización.
La inmigración ha sido un tema importante en su campaña, lo
ha sido desde el punto de vista económico, pero también desde la visión de
seguridad nacional. Es decir, aquí tiene su peso tanto las políticas que
favorecen a los norteamericanos nativos por encima de los inmigrantes, como el
rechazo a un cambio cultural que viene dado por la inmigración. La recuperación
de la identidad nacional norteamericana parece ser un objetivo. En palabras de
Trump, hay que “Hacer América grande otra
vez”.
Otro punto podría ser, la sensación de inseguridad nacional,
o dicho de otra manera, la sensación de que EEUU es una nación menos importante
y poderosa que hace unos años; aquí se podría encajar tanto la lucha contra el
terrorismo y el estado islámico, como el deseo de que Norteamérica se mantenga
en su sitio frente a China.
Todo ello y algunos temas más, han sido permitidos por los
gobernantes norteamericanos de los últimos años, lo cual ha ido generando un
enfado larvado entre muchos votantes. Un enfado que Trump detectó, prometiendo unas
soluciones que difícilmente se aplicarán, pero hizo algo más: les dijo que no
tenían por qué seguir resignados con su enfado y les ofreció cambiar las cosas desde
su candidatura.
Aquí parece, que la fórmula mágica para conseguir adhesiones
electorales ante una situación de disgusto ciudadano, sea prometer “el cambio”
(también ha ocurrido en Europa), primero Obama les ofreció el “Si, nosotros podemos” o “Sí, se puede” y ahora Trump ofrece
cambiar la inercia de las cosas para enderezar el entuerto. Para ello se ha
dirigido con esta propuesta a una mayoría (según él) enfadada, resignada y que
no votaba, a la que ha unificado llamándola “Mayoría
silenciosa”. Ahora en vista de que las encuestas no son tan malas como
muchos preveían, ya dice que “Esta
mayoría silenciosa está de vuelta”. Con ello está dando voz a una mayoría
blanca sin estudios universitarios (según encuestas) pero muy preocupada por el
futuro de su país.
El estilo “populista” de Trump no nos es ajeno a los
europeos, puesto que en algunos estados miembros y desde hace años estamos
experimentando el populismo oportunista.
A la espera del próximo debate electoral, nadie es capaz de
predecir que puede ocurrir en las elecciones presidenciales de noviembre, menos
aún frente a Clinton, una candidata demócrata de las peores que ha dado EEUU. Una
situación que puede llevar a bastantes norteamericanos, a votar cualquiera de ambos
candidatos tapándose la nariz.
Etiquetas: trmpisvzmaysilenc
Suscribirse a Entradas [Atom]