viernes, 14 de octubre de 2016

Diario de a bordo


Abstención sin condiciones 

Resultó incomprensible para muchos, que Pedro Sánchez no aceptara el pasado 21 de diciembre, pactar o acordar -aunque fuera escenificando que lo hacía a regañadientes y “por el bien del país”- con Rajoy, un gobierno al que hubieran podido tener sometido durante toda la legislatura. En vez de ello y en contra de sacar rédito a su debilidad parlamentaria, para cambiarle -y exhibirlo públicamente-, párrafos al programa de gobierno del PP, nos envió a unas segundas elecciones, en las cuales su partido perdió votos y diputados. Llegados a este punto, uno llega a interrogarse seriamente, sobre la capacidad política que se supone, debe tener alguien, a quien un colectivo ha elegido como su máximo representante. Y mi modesta conclusión es: perdonen señores electores de secretario general Pedro Sánchez, pero al elegirlo tuvieron ustedes un “ojo clínico” de buitre cegato.

Después de estas segundas elecciones, nuevamente Sánchez podía haber estrujado a los populares con sus propuestas a cambio de investir a Rajoy, pero otra vez volvió a despreciar la ocasión y si el sector centrado del partido no le hubiera echado el primer día de octubre, nos hubiera llevado a unas terceras elecciones. O por lo menos esa parecía ser su intención; lo que ya no me queda tan claro en cualquier caso, es si esa intención era voluntaria o involuntaria.

Cualquiera que observe, se dará cuenta de lo curioso que resulta ver ahora, como el sector “oficial” que estaba con Sánchez, llamaba “crítico” al otro sector y cómo ahora, estos calificativos de los dos sectores se han invertido. Así de volátiles son algunos conceptos para algunos.

El PSOE está dividido en dos y eso fue lo que todos vimos sin disimulo alguno, el día del famoso Comité Federal de cuchillos largos, donde incluso se mostró públicamente odio entre las dos partes. Ya me gustaría saber, si es cierto el rumor según el cual, al entrar en el Comité, Susana Díaz le preguntó a Sánchez si pensaba dimitir. Al recibir una negativa por respuesta Susana le amenazó: “Pues yo no me voy hoy de aquí sin tu cabeza”.

Bien mirado, por parte del PP la tentación ha debido ser grande para vapulear acto seguido al PSOE. Al final el PP no ha tomado represalias políticas contra un PSOE debilitado electoralmente e interiormente dividido y enfrentado.

Inesperadamente, Rajoy les pide “la abstención sin condiciones y sin exigencias”. Visto así, cualquiera puede pensar que el PP es como se dice “buena gente”. Aquí la opinión es libre y cada cual puede opinar lo que le venga, pero me da la impresión que en el favor que parece hacerle Rajoy al PSOE, lleva implícita su penitencia.
Me explicare: Sánchez, voluntaria o involuntariamente -repito que no me queda claro-, ha dejado a su partido en una situación lamentable, por ello todas las previsiones apuntan a que si ahora fuéramos a una tercera repetición de elecciones, el PSOE podría quedarse con 60 diputados de los 85 que tiene ahora y debe ser tan probable esta previsión, que hasta Javier Fernández presidente de la Gestora, la ha asumido públicamente.

Es de suponer que parte del grupo socialista votará abstención para poder investir a Rajoy, o sencillamente no acudirán ese día al Congreso. Ya sé que se puede y debe hacer mucha pedagogía con los votantes explicando el cambio copernicano, pero me temo que no hay tiempo y todo puede acabar a ojos de los electores, como que oficialmente el partido pasa del, no porque no, al sí porque sí: es a lo que en román paladino se suele llamar, cambio de chaqueta.

Por las mismas razones antes expuestas, es de suponer que al PSOE le conviene mantener esta legislatura el mayor tiempo posible, ya sea tragando sapos o quina, para poder recomponer sus filas, aunque sólo sea para diluir un poco el rencor sembrado por el radical Sánchez. Por cierto, si le mantienen durante un tiempo en Estados Unidos -donde creo está ahora de vacaciones- ya sólo tendrán que buscar 10 abstenciones.

La actual situación parece haberse invertido: quien parece ahora más vulnerable y después del sábado trágico es el PSOE, puesto que no debería interesarle demasiado provocar unas nuevas elecciones, poniéndole las cosas difíciles al PP. De modo que al PSOE le conviene ejercer de oposición, sí, pero menos.

Mijail 

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