lunes, 19 de septiembre de 2016

El Confidente


El buenismo de Francia cuestionado 

Los ideales de la Revolución francesa, libertad, igualdad y fraternidad, que acabaron calando en el pensamiento general del mundo occidental, vinieron a ser en si mismos la auténtica revolución.
En el último siglo, Francia al amparo de estos ideales, ha destacado por ser un país de acogida, generoso y humanista; el elevado número de habitantes procedentes de la emigración que sostiene el país, lo dice bien a las claras.

Se podrá alegar que la mayor parte de los emigrantes que viven en el país galo (siete millones según algunas fuentes), ya sean en primera, segunda o tercera generación, llegaron a él desde las antiguas colonias en forma de protectorado africanas: Túnez, Mauritania, Senegal, Mali, Costa de Marfil, Níger, Chad, República del Congo, Marruecos, etc. Todo ello alcanza una cierta lógica, pero así como Francia concedió la nacionalidad automática de la república francesa, a todos los habitantes de cada colonia que quisieran acogerse a ella, también podía no haberlo hecho.

Los ideales de la Revolución francesa han sido adoptados por el mundo occidental, hasta tal punto que forman un gran pilar de cohesión social, el problema está en que por lo visto, no a todos alcanza este fundamento, o por decirlo como el primer ministro francés, no todos están comprometidos con la paz. Es decir, quienes cometen atentados contra sus conciudadanos franceses, demuestran ser además de criminales, cuando menos unos desagradecidos, con el país que les acogió.

El reciente atentado en Niza hizo saltar todas las alarmas, por ser el tercer atentado en pocos meses que sufre el país. Y con mayor motivo, cuando se recordó que de los 342.000 habitantes que tiene la ciudad, 60.000 proceden de otros países, entre los cuales, más de 10.000 son procedentes de Túnez, pero a uno de ellos, detractor por lo visto de los principios de la revolución francesa y a pesar de llevar viviendo 14 años en Francia, le bastó un solo minuto para asesinar a 84 personas en un mismo acto. Ya sabemos que procedencia no significa delincuencia, pero la opinión pública, empieza a valorar negativamente, la reincidente coincidencia sobre la procedencia de estos terroristas o criminales; la prueba está en que un partido francés que propone reducir número de emigrantes, parece estar superando ya electoralmente a los partidos clásicos.

No parece razonable por otra parte, insinuar o apuntar en cierta manera, que parte de la causa del asesinato en masa se podría deber, a que la ciudad de Niza tiene una tasa de paro del 15%, pues qué hubiera ocurrido si la ciudad tuviera la tasa media del 21% que tenemos en España, o del 30% que tienen muchas zonas de Andalucía?

Recordando los atentados islamistas de los últimos años, se puede llegar a la conclusión de que estos van contra el pensamiento general de occidente, o dicho en otras palabras, contra la libertad, igualdad y fraternidad, seguramente en mayor medida contra la libertad; ése parece ser su mayor empeño. Un empeño
que puede ser explicado desde una actitud reaccionaria, frente a un inicio de dilución de los valores ancestrales islámicos, al verse amenazados de sustitución por valores occidentales. Sería una reacción talibán para preservar su modelo político, social y religioso cuando para estos integristas, todo viene a ser una misma cosa.

Desde hace muchos años, Francia está destinando grandes cantidades de su presupuesto anual, a cuantiosas ayudas para estas familias emigradas y en base a ello, se podría conseguir que algunos miembros de confianza de esa comunidad, se mantuvieran vigilantes e informaran a las fuerzas de seguridad cuando detectaran algo sospechoso en su entorno social. También sería muy recomendable aprobar una directiva europea encaminada a luchar contra el tráfico de armas.
El gobierno galo debe saber, que es mucho más eficaz, mucho más efectivo y por supuesto mucho más barato, invertir en servicios de inteligencia (lo cual no garantiza totalmente la seguridad pero la mejora sensiblemente), que en bombas lanzadas sobre los asentamientos islamistas radicales.


Por el momento, no hay motivos para pensar que las cosas cambien: los musulmanes franceses seguirán sin dar la voz de alarma a la policía si detectan algo sospechoso, los radicales continuaran asesinando, que es lo suyo y los políticos continuaran con sus grandes discursos grandilocuentes, sin darse cuenta, que la verdadera finalidad de la política, es la de tener una utilidad ciudadana; esa es la causa por la que crece tanto el partido de Le Pen, porque promete a los franceses que será útil a los ciudadanos, resolviendo un problema que a muchos preocupa.  

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