lunes, 26 de septiembre de 2016

Diario de a bordo


¡Zasca, en toda la boca!

Resulta que un tal Pedro Sánchez, diputado del PSOE con Zapatero, al que no se le conoció ni una sola iniciativa parlamentaria en ese período, se le ocurrió que podía postularse para el cargo que dejaba Rubalcaba, como Secretario General del partido.
Él había sido concejal de Ayuntamiento, pero también había estado en el consejo de administración de Caja Madrid, cuando se aprobó –sin que conste su desacuerdo- comercializar entre los clientes de la entidad las engañosas “preferentes”. Sea como fuere, se sintió con ánimo y ganas de sentarse en el sillón de capitán general, con lo cual hay que reconocerle al menos, atrevimiento al chico.

Pero tal y como describe el cuento de “la lechera”, a veces sucede que en las previsiones se cometen equivocaciones, e incluso errores de bulto, dado que los árboles de la ambición, no le dejan ver a uno el bosque de la realidad y justo ahí, está el tropezón.
Es muy posible, que Pedro pensara que estando tan mal como estaba el partido, ya no podría empeorar más, con lo cual por poco que él mejorara un algo los resultados electorales, ello le permitiría poder seguir como capitán general durante años.
Con lo que no contó, es que todo lo que es susceptible de empeorar, normalmente empeora. Creo que es lo mismo que debió pensar Susana Díaz, quien en un primer momento hizo amagos de proponer a una persona de su confianza para el cargo, si bien al poco rectificó no insistiendo en tal pretensión; era la confirmación, entiendo, de que esperaba que alguien “quemable” diera un paso al frente para preservar a su candidato esperando tiempos mejores.
Pedro, con el ego muy crecido, fue a entrevistarse con las federaciones para darse a conocer, ya que no le conocían exceptuando a algunos de sus compañeros en Madrid. En las federaciones y tal como estaban las cosas, cayó bien que alguien tuviera el valor de postularse para el cargo.

Al final y debido, tanto a la inercia de empeoramiento en resultados electorales que ya llevaba el partido, como a las pocas luces políticas demostradas por el chico, el partido no sólo no se ha estabilizado, sino que no ha cesado de menguar en votos.

Para las elecciones que acaban de celebrarse
-¡Vaya descalabro, amigo! -, él contaba con que podría “ganar a las encuestas”, lo cual me parece una continuación del pensamiento ensoñador zapateriense. En cualquier caso, demuestra tener una meta muy corta, cuando a lo que debía aspirar –y para esto está en el cargo-, no es a ganar a las encuestas, sino al resto de partidos en las elecciones.

Tan “certeros” fueron sus cálculos políticos, que en las elecciones gallegas y vascas se ha llevado otro zasca en toda la boca, tal y como se lo llevó antes en las municipales, en las generales de diciembre y después en las de junio. Y ya van cuatro.

Quizás ahora por fin se dé cuenta, de que ha quedado churrascado y que para esto no sirve. Mejor que se dedique a otra cosa, por ejemplo a llevar la contabilidad de alguna pequeña empresa, allí aprenderá que dos más dos son cuatro y de paso se le bajarán un poco los humos; ya sabemos aquello que se dice coloquialmente en bolsa: todo lo que sube, acaba bajando. Bien mirado, se le podría invitar parafraseando a aquel de bigotito: ¡Váyase Ud. Sr Pedrito!

Mijail

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