jueves, 16 de junio de 2016
El Confidente
Unos resultados electorales
impredecibles
Las cenizas de la que fue hoguera de los deseos, se están
mezclando ahora con el agua de la realidad. El defenestrado acuerdo de
investidura o gobierno, que pergeñó Pedro Sánchez con Ciudadanos, manchará con
sus grises cenizas la actual campaña electoral.
Después del 20-D, Pedro Sánchez vio como bajo su
secretariado general, mientras 18.000 militantes del PSOE se habían dado de
baja, había conseguido los perores resultados electorales de la historia del
partido, por lo que decidió en una huida hacia adelante, buscar alianzas post
electorales, con la esperanza de seguir manteniéndose como secretario general,
es decir con el único objeto de mantenerse en el cargo; su acuerdo carecía
desde el primer momento, de apoyos suficientes.
Sánchez anunció que pactaría “a izquierda y derecha” con tal
de conseguir la investidura. Otra cosa, es que los barones de su partido no le
dejaron pactar ni con “la izquierda” ni con la “derecha”, cosa por otra parte él
que ya sabía de antemano.
En el fondo, la frase de Sánchez reconocía implícitamente,
que el PSOE no es ciertamente la “izquierda” y por tanto se auto colocaba en un
centro izquierdoso muy poco definido, dejando el rincón de la “izquierda” exclusivamente
para Podemos. En definitiva, un error de libro.
Todo ello certifica los apuros políticos y el grado de
desorientación de Sánchez, situación que fue aprovechada por Podemos para
acaparar el protagonismo político del momento y poder vendernos su populismo. Y
así pasamos, de que nos pusieran a Grecia como ejemplo de su proyecto, a mantener
actualmente el proyecto griego silenciado, ya que el experimento de sus
compadres políticos griegos, está acabando muy mal, tanto es así que puede
extraerse una cierta moraleja: los electores españoles deberían comprender, viendo
lo que ocurre en Grecia (y cuanto antes mejor), que una cosa es castigar a un
partido en el poder y otra cosa muy distinta que viene a ser muy grave, es que en
su legítimo afán por castigar a cierto partido, los electores se acaben
castigando también a si mismos.
Tanto los vaivenes e incoherencias (tema de Cataluña
incluido) del PSOE, como las rectificaciones sobre la marcha en las propuestas de
Podemos, suponen un retroceso electoral, algo que están comprobado según los
sondeos de opinión que se vienen publicando.
Ante estas perspectivas, Pablo Iglesias olvidó rápidamente
los desprecios a IU (“Estos pitufos de
IU”) y consiguió una coalición electoral con ellos, tratando de paliar su
descenso electoral.
Rosa Díez en su libro “Los
aventureros cuerdos”, relata una pasada estrategia del PP: el acuerdo con
un importante empresario catalán en medios de comunicación, para darle cancha
mediática a Podemos, con objeto de debilitar al PSOE; luego ya hundirían a
Podemos. Lo que ocurre ahora es que se dan cuenta de haber estado ayudando a un
grupo adversario que empieza a resultar incontrolable. Incontrolable a menos de
que tengan previsto judicializar a fondo el tema de su financiación ilegal a
través de Venezuela e Irán.
Lo esencial de la cuestión, es que ahora los estudios
demoscópicos ya comienzan a dar por seguro que Podemos-IU adelanta
electoralmente al PSOE. A pesar de todo Pedro Sánchez sigue hablando en tono
ambidiestro y con total ambigüedad, sin poner pié en ninguna de las dos
orillas. Ahora además de a Rajoy, critica también ácidamente a Iglesias, pero sin
embargo mantiene abiertas todas las puertas.
Desde la premisa de que la corrupción no va a pasar factura
electoral ya, ni en al PP ni al PSOE, puesto que ambos están igual de manchados
(ahora incluso Chaves y Griñan acaban de quedar imputados), podría suceder, que
a la vista de los próximos resultados electorales, mirando las cenizas que
actualmente lo tiñen todo, los barones socialistas tan poco proclives a pactar
con Podemos, tuvieran que cambiar de actitud, tal y como ha hecho el PSC en
Barcelona, que ha entrado en el gobierno municipal de Ada Colau. O lo que es lo
mismo, todo sea por estar en el poder. Esto es lo que más inquieta y alarma en
el PP: que el PSOE para evitar desaparecer, pueda acabar pactando con Podemos-IU,
pero llegados a este punto, habrá que preguntarse si después de este pacto, el
PSOE se seguirá manteniendo como alternativa al PP o quedará diluido en la
“nueva izquierda”. Claro que también podría darse, otro supuesto: que tuviera
éxito de investidura la coalición PSOE-PODEMOS-IU, pero después los desacuerdos
y encontronazos de gobierno entre ellos mismos, fueran de gran calado, tanto
como para romper el acuerdo y volver a convocar nuevas elecciones anticipadas. Quizás
en esto, pronto acabaremos pareciéndonos a los italianos.
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