miércoles, 27 de abril de 2016

Diario de a bordo


Cuando los justicieros se convierten en justiciables

Hace poco y sorpresivamente, nos enteramos de que los máximos representantes de Ausbanc, Luis Pineda, y de Manos Limpias, Miguel Bernad, habían sido detenidos por presunta extorsión continuada a bancos y otras grandes empresas.

Me pareció grotesco, que una entidad que se decía, de si misma defensora de los ciudadanos, ante posibles abusos bancarios, fuera su máximo representante quien presuntamente, se dedicaba a extorsionar a los citados bancos. Grotesco también me pareció, que una entidad que decía defendernos de los abusos de los poderosos, se aliara con el  anterior para cometer sus golfadas.

Se nos dice que durante años, los presuntos extorsionados habrían colaborado, pagando en forma de anuncio un “impuesto”, simplemente para no ser criticados desde la revista, Mercado de Dinero, que editaba Ausbanc.
Me parece aberrante, que la mayoría de los extorsionados colaboraran en la trama, pagando cuanto se les pedía para comprar su silencio y sólo ahora BBVA y Credit Services, se han mojado denunciado la situación.
Si todo se acaba probando, quizás habría que pedir responsabilidades también a los que pagaron, cuando su obligación era, no pagar y denunciar el intento de extorsión. Pero es que hay más: por lo visto las cúpulas bancarias y el sector periodístico conocían perfectamente las andanzas de Luis Pineda. Muchos conocían las gamberradas pero durante muchos años y hasta ahora, nadie había denunciado el tinglado.

Y lo que ya me parece de traca, es que uno de los extorsionados explique a los medios, que habiendo denunciado judicialmente la extorsión –grabó la exigencia de pago por parte de Pineda-, acabara siendo condenado por ello, por un juez que colaboraba impartiendo unas conferencias, con el máximo dirigente de Ausbanc, supuestamente, a cambio de un estipendio.
Me pregunto, si debido al principio de imparcialidad, este juez no se debía de haber inhibido de conocer el caso a favor de otro magistrado.

Si todo ello se confirma, habría que preguntarse por lo menos, el porqué durante tantos años, los sucesivos gobiernos del país, las autoridades y las fuerzas del orden público, no se enteraron de nada de lo que estaba ocurriendo, cuando por lo visto, el tinglado ilícito era conocido por muchas personas influyentes y cuando el nivelón de vida de Luis Pineda -o lo que es lo mismo, los indicios- tropezaba de frente con que Ausbanc fuera una entidad “sin ánimo de lucro”.

Me temo que algo huele a podrido en el cotarro y no es precisamente una bolsa de basura abandonada en una esquina.

Mijail

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