miércoles, 2 de marzo de 2016

Diario de a bordo


El discreto encanto del cambio

Dijeron que ante todo, harían un cambio. Que su llegada a la política (emulando al discurso del PSOE del año 82), sería fundamentalmente para cambiarlo todo. Dijeron que ante todo, el cambio era la base de la “nueva política”. ¡Vaya, resulta que había allí en ciernes una nueva política y los políticos de los demás grupos no se habían dado cuenta!
Es mal asunto, edificar un pedestal de soberbia para acabar encaramándose en lo alto.

A pesar de ello, muchos votantes de buena fe les creyeron y les apoyaron para ocupar cargos en la administración local. Y en llegando ahí, se pusieron manos a la obra, mientras un político de otra formación que se maliciaba lo peor, pedía estar atentos a su acciones de gobierno.

En Barcelona gobierna Colau, en Madrid Carmena, en Cádiz “Kichi” y en Valencia, Ribó. Todos ellos han comenzado con el cambio; en 9 meses han “enchufado” a más de 50 personas en sus Ayuntamientos. De momento y a lo que parece, las prácticas favoritas no pasan del antiguo amiguismo y del viejo nepotismo. Si miramos hoy los “Ayuntamientos del cambio” veremos como en Madrid, Manuela Carmena, donde según el grupo municipal de Ciudadanos, la alcaldesa de Podemos, han enchufado a 44 cargos a dedo.
En Barcelona, Ada Colau, alcaldesa también de Podemos, ha colocado también a varias personas incluyendo a la propia pareja de Colau.

En Cádiz con José M González, “Kichi”, al poco de ocupar la alcaldía, nombró a cuatro activistas de su partido para cargos municipales.
En Valencia con Joan Ribó, también se está haciendo trajes a medida de su personal.

Los que venían a cambiar la política, los que venían a sustituir la viaja política por una nueva política, veo que siguen con la “vieja política” de asignar puestos de trabajo a dedo. Y no me cabe ninguna duda, que si algún día llegan a gobernar una comunidad autónoma, una Diputación o están en el gobierno de la Nación, seguirán con esta “vieja política” a pesar de encarnar “el cambio”. 
Los cambios no deben ser un acto de fe para conseguir el poder, hay que demostrarlos.

Empiezo a creer que todos aquellos que prometen grandes cambios sin explicar detalladamente la alternativa, acaban como acaban estos. Ya lo dijo Alfonso Guerra, en su noche electoral triunfal del 82:
“Vamos a hacer un cambio, que a España no la va a conocer ni la madre que la parió”. Y seguimos igual.
Por ello me malicio, que cuando se cacarea demasiado el gran cambio desde la tribuna electoral, se están refiriendo al quítate tú, que me pondré yo.
Bueno, en el fondo no deja de ser un cambio, pero personal, no a favor del país. 

Mijail

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