viernes, 29 de enero de 2016
Col•laboradors
Mujeres a
las nunca se las ve sonreír
El mundo pensó que tras el derrumbamiento del régimen
talibán, las mujeres afganas se liberarían por fin del burka y podrían llevar
una vida normal, en libertad. Pero las cosas no cambiaron. Lo que sucedió en
realidad, fue que se cambió un régimen fundamentalista por otro, la Alianza del
Norte, tan brutal y misógina como los talibanes.
En Afganistán, las mujeres no pueden estudiar ni trabajar,
no pueden salir solas a la calle ni hacer ruido al caminar. No pueden ser
tratadas por doctores masculinos. No pueden asomarse a sus ventanas ni usar
zapatos con tacones altos. Deben usar obligatoriamente el burka, especie de
sudario portátil, que las cubre de la cabeza a los pies y que les dificulta la
respiración. No pueden usar pantalones debajo del burka.
Pueden recibir azotes e insultos en público, si no usan el
burka, o si se les ve los tobillos. Se les prohíbe usar cosméticos. Se les
prohíbe hablar con cualquier hombre que no sea su acompañante familiar. Se les
prohíbe reír en voz alta, como si tuvieran algún motivo para ello.
Tienen prohibido: asistir a reuniones públicas, practicar
cualquier tipo de deporte, lavar ropa en el río o en lugares públicos, subirse
a una bicicleta, usar colores vistosos en su vestimenta, escuchar música y ver televisión (también prohibido para los hombres).
Las mujeres afganas continúan viviendo sin derechos, en un
país que a ojos de comunidad internacional, cuenta con un gobierno
“democrático”.
La Alianza del Norte y los talibanes tienen la misma
mentalidad. Siguen las violaciones de mujeres, los arrestos y los asesinatos.
El 60% de los matrimonios son arreglados.
Estas son algunas de las reglas del gobierno fundamentalista
afgano para las mujeres.
En Afganistán no hay bancos ni medios de comunicación
modernos. Después de tantos años en guerra, el país está casi totalmente en
ruinas. Se ven árboles de los que cuelgan televisores destrozados y cintas de
video, para recordar a sus habitantes, que el gobierno ha “derrotado al pecado”
y que se mantiene en esa línea.
Todos los viernes se celebran ejecuciones y mutilaciones
públicas en estadios deportivos, a los cuales están obligados a asistir los
niños. El 80% de la población padece trastornos mentales.
Miles de niños de entre 9 y 12 años trabajan 12 horas al día
en las fábricas para ayudar a sobrevivir a sus familias.
Las mujeres viudas que han perdido a sus familiares varones
en la guerra se mueren de hambre, puesto que no les está permitido trabajar
para ganarse la vida. Algunas se atreven a mendigar por las calles pero corren
el riesgo de ser apaleadas y hasta asesinadas.
RAWA
Revolutionay
Association of the Women of Afghanistan
(RAWA), es una organización
socio/política de mujeres afganas luchando por la paz, la libertad, la
democracia y los derechos de la mujer en un Afganistán dañado por el
fundamentalismo islámico.
Etiquetas: mujealsnslvsonre
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