miércoles, 21 de octubre de 2015
Col•laboradors
Carta de
“Kichi” al Banco Santander
El alcalde
de Cádiz, José María González, “KICHI” (Podemos), publica en Teleprensa una carta dirigida al Banco
Santander, donde pone de manifiesto su impotencia ante el derecho de propiedad
del banco sobre un edificio (la Corrala de Bahía) “abandonado” según él, cuando
realmente está “ocupado”.
Qué duda
cabe, de que esto no deja de ser un postureo de cara a las próximas elecciones.
Podemos, quiere dar a entender, que mantiene una cierta coherencia y
contundencia con su ideología de extrema izquierda.
Y si la
ideología socialista dice que las instituciones, o el Estado, es quien debe
gobernar al sistema económico, deberían proponer un cambio de sistema: pueden
pedir controlar y fijar o intervenir, los precios de los productos y servicios,
así como subir los sueldos y pensiones, nacionalizar todo lo privado, etc etc. Pero
deberían ser valientes y proponerlo abiertamente.
Lo
realmente curioso de la situación que plantea “Kichi” en su escrito, es que partiendo
de la base, de que la ocupación de una propiedad ajena, está tipificada como
delito por la ley, pero el alcalde confiesa que le consta dicha ocupación y no
hace nada para hacer cumplir la ley. Él dice en su escrito, que por lo visto ha
pedido en repetidas ocasiones, legalizar la ocupación, a lo que el banco no
contesta, luego tiene ya la certeza, de que el banco no está interesado en la
legalización, ni en alquilar la propiedad.
“Kichi” podría
optar por conjugar los dos supuestos a un mismo tiempo, es decir: respetar la
propiedad privada y respetando la ley, no permitiendo que el delito continúe, alojando
a estas familias en pisos, proporcionados por el Ayuntamiento a precio reducido.
Al final de
su escrito, “Kichi” emplea un tomo intimidador:
“No podemos dejar que estas familias y estos niños sigan viviendo en esta
situación. No lo vamos a permitir”.
Y cómo, no lo van a permitir, Sr. “Kichi”?
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Teleprensa
José
María González Santos, Alcalde de Cádiz
19 de Octubre de 2015
16:32h
Unos de los primeros
objetivos que me puse cuando tomé en mis manos el bastón de mando como alcalde
de Cádiz fue darle una solución a la situación de los gaditanos y gaditanas que
viven, o habría que decir habitan, en la Corrala de la Bahía. Casi cuatro meses
después de aquel día que abrió esta etapa de ilusión en el Ayuntamiento de
Cádiz la actitud de los propietarios de inmueble y su cerrazón es la única
culpable de que estas vecinas y estos vecinos se encuentren en esta situación
de precariedad que roza lo inasumible en pleno siglo XXI. Unos vecinos y
vecinas entre los que se encuentran una treintena de niños, motivo más que
suficiente para que desde el Banco de Santander, propietario de un edificio que
estaba vacío, hubieran accedido a sentarse con este Ayuntamiento para buscar
una solución. Porque como dijo el poeta latino Juvenal, “que ni una palabra ni
una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño”. Pero parece que no
quieren permitirlo.
Y no porque este
Ayuntamiento y este alcalde no lo hayan intentado de todas las formas posibles,
es porque desde el Banco de Santander no se entiende de humanidad, de derechos
humanos ni de sentimientos por estos niños. No voy a cejar en el empeño: a las
28 familias de la Corrala de la Bahía hay que darles una solución. Pero
cualquier solución pasa por sentarse a negociar con la entidad bancaria
propietaria del inmueble para proponerle salidas a la situación. Opciones
tenemos muchas, sólo tienen que escucharnos y seguro que alcanzamos un acuerdo.
Pero no, el Banco de
Santander y sus gestores ya ni siquiera responden a los escritos de este
Ayuntamiento ni a sus llamadas. Prefieren mantener su deslealtad hacia el
pueblo de Cádiz, hacia sus representantes democráticamente elegidos, y hacia
este alcalde. Prefieren mantener los pisos vacíos antes que mostrar un ápice de
humanidad. Prefieren tener a 28 familias con sus 30 niños malviviendo antes que
sentarse a buscar una salida, que debe pasar por el alquiler social de estas
viviendas que en su desesperación por su situación y por la de sus hijos
optaron por ocupar estas viviendas que estaban vacías.
Pues no vamos a parar
hasta conseguirlo. Ni este equipo de Gobierno, ni yo, ni este Ayuntamiento, ni
los miles de gaditanas y gaditanos que tenemos detrás apoyándonos en una de las
reclamaciones más justas de cuantas podemos hacer: garantizar una vivienda
digna para nuestros vecinos y nuestras vecinas, un derecho humano básico. Y una
vivienda digna no sólo son cuatro paredes y un techo. En el año 2015, una
vivienda digna es también tener garantizados los suministros básicos de luz y
agua; algo que el Banco de Santander, con su cerrazón al servicio de no sé qué
intereses completamente alejado de los la ciudadanía y del respeto y la lealtad
por una población como Cádiz, no está permitiendo. Pero como alcalde, como
gaditano y como padre, como persona que sufre con el sufrimiento de sus vecinos
y vecinas, no me voy quedar quieto. Cádiz y este Ayuntamiento vamos a conseguir
mejorar las condiciones en las que viven estas gaditanas y gaditanos. No
podemos dejar que estas familias y estos niños sigan viviendo en esta
situación. No podemos permitirlo. No lo vamos a permitir.
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