miércoles, 16 de septiembre de 2015

El Confidente


La angustiosa saga griega

La deuda de Grecia lleva tiempo estando en el epicentro del debate, hasta el punto de llegar a convulsionar los gobiernos de la Unión Europea, pero también al de EEUU, quien entre otras cosas tiene bases militares en su territorio.

Tsipras sustituyó a algunos ministros y viceministros de su gobierno, que coherentes con el programa electoral, no votaron en el Parlamento heleno, a favor del memorándum para los griegos (tercer rescate), que tuvo que firmar Tsipras con la UE.
La votación aprobó el memorándum con los votos de la oposición, Nueva Democracia y Pasok, los que paradójicamente y durante años, han ido alimentando con falsedades, la abultada cifra de deuda pública helena.
El resultado de la última votación parlamentaria del mes de agosto, demostró como bastantes de los diputados de su partido votaron en contra del memorándum o se abstuvieron, lo cual dejó en minoría parlamentaria a Tsipras y según la ley tenía que dimitir para dar paso a otro gobierno, lo cual abocó a Grecia a convocar unas nuevas elecciones.

Tsipras clamaba en el Parlamento, no admitir que se humillara al pueblo griego, cuando la realidad es que Grecia es un país demasiado hipotecado, al tener una deuda descomunal para su tamaño de país y una deuda que ya ha comenzado a impagar, por falta de dinero. Ese es el fondo de la cuestión, mientras nunca se había considerado que reclamarle el pago debido a un deudor, sea una humillación.  Con lo cual quiero señalar, que Tsipras mostró en ese momento sus dotes de manipulador, aunque hubo en ese discurso otros momentos del mismo tenor.
Las manipulaciones de Tsipras llegan hasta tal punto, que omitió explicar a los griegos, como la dureza del memorándum es la misma que se ha exigido anteriormente a otros países con los mismos problemas (Chipre, Portugal, Irlanda y España). También resulta chirriante, que convocara un referéndum contra la austeridad que se impone a Grecia (él hizo campaña por esta causa), ganara el referéndum con este argumento y después él firme lo contrario.

La consecuencia contable, es que Grecia encara su futuro, con una deuda externa de 343.000 millones de euros. Con un memorándum del mes de julio que la UE le impone a Grecia, donde se dice que se le puede dar otro crédito o ayuda, de 86.000 millones de euros a cambio de reformas fiscales, estructurales y sociales.

La UE acabó adelantando a Grecia 7.000 millones para que pudiera pagar los 6.400 millones que sumaban sus dos impagos.

Últimamente, el debate europeo ha estado girando, en torno a la falta de confianza en Grecia y si por tanto, se debe seguir ayudando a este país con otro crédito puente, destinado a cubrir a un crédito anterior, o si por el contrario se le debe expulsar de la UE por falta de seriedad.

Queda probado que Grecia engañó con sus balances contables, para poder entrar en la UE. Pero ha seguido engañando con lo mismo y cuando finalmente se le pidió que hiciera reformas sociales y fiscales, con objeto de que el Estado griego pudiera recaudar impuestos para poder ir pagando la deuda, Grecia habría aceptado las sugerencias pero no había hecho las reformas; no recaudaba y en consecuencia no podía pagar.

España ya había prestado a Grecia 26.000 millones a los que habrá que sumar ahora otros 10.000, en total habremos ayudado a Grecia con 765 euros por cada español censado.

Por su parte, las deudas de Grecia sumarán en total unos 429.000 millones de euros. Si dividimos por los 11.500 millones de habitantes, nos sale que todos y cada uno de los griegos deberá 37.300 €. Esto solo sería el importe de la deuda, donde falta sumar los intereses al 2%.
El gran problema heleno, es cómo poder generar y recaudar el importe de la deuda, cuando en el país no existe tejido industrial que permita la exportación (aunque si hay algo de artesanía), cuando la agricultura es poca y el único motor económico ha sido el sector turismo.

¿Alguien cree que contemplando un plazo de devolución a 30 años, podrá Grecia devolver su deuda?  Parece difícil admitir esa posibilidad, primero por su falta de capacidad económica y segundo porque parece evidente, su falta de voluntad histórica para devolver las deudas.
Merkel ha insistido en que si cumplen los términos del memorándum, se podrá hablar de ampliar los plazos de devolución, pero en ningún caso de hacer una nueva quita.

Claro que también podría darse el caso, de que la UE estando también en el mismo convencimiento del impago y por tanto de Estado fallido, lo único que esté tratando es de ganar tiempo, para instrumentar una salida de Grecia de la Eurozona, lo más ordenada posible, o que en todo caso acabe perjudicando lo menos posible a la UE.
Quién sabe si en el fondo, lo que está esperando la UE (o Alemania) para romper con Grecia de cara a la opinión pública europea, es llegar a constatar nuevos incumplimientos del memorándum (que puede ser dentro de unos meses), o verse ante la petición de un cuarto rescate.

De todas maneras, cabe preguntarse si en 1979, las presiones de la Alemania de Helmut Kohl a la UE, para que Grecia entrara en el euro, no fueron muy interesadas. Y en todo caso, si lo fueron para que los griegos se dedicaran a importar cantidad de productos alemanes, incluyendo armamento militar en forma de tanques, buques de guerra, submarinos, etc, aunque en ello también participó Francia.

Ahora, cuando Alemania prevé que Grecia ha dejado de ser país importador, es cuando se presiona a la UE, para que el país heleno abandone la zona euro (si bien luego se rectificó esta insinuación). Esto parece la historia del amigo interesado, aunque también es verdad, que el comportamiento de Grecia estos últimos años no ha sido nada ejemplar, sino todo lo contrario.  

Las elecciones que tendrán lugar dentro de pocos días, pueden dejar un gobierno más sensato que el de Tsipras, que en todo caso, se verá obligado a afrontar las medidas de austeridad por las que antes hemos pasado ya otros países, en resumen, gracias a Tsipras, el debate electoral griego se limita en estos momentos a dos posiciones: más austeridad, sí, o más austeridad, también.  





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