miércoles, 17 de junio de 2015

Diario de a bordo


Unas primarias de teatrillo

A estas alturas de la jugada y sobre el tablero, las piezas de ajedrez empiezan a mostrar la estrategia de fondo en la partida. No es usual, que un jugador le comunique a su adversario cuáles son sus intenciones, pero poco a poco, movimiento tras movimiento, las fichas van dibujando una estrategia calculada, que puede darle al jugador la victoria en la partida. Claro que en ocasiones ocurre, que el adversario oliendo el peligro, inicia un ataque imprevisto que trastoca todo lo previsto inicialmente.
Creo que esto es lo que le ha ocurrido a la presidenta  -ahora sí-  andaluza, Susana Díaz. Pongamos que en un principio, ella sólo se aviniera a sustituir a Griñán, el cual por razones de EREs -de todos conocidas-, no podía seguir en el cargo por más tiempo. El cargo le abrasaba las manos.

No sé si Díaz, acabará algún día luciendo como la “estrella”, que según dijeron algunos, acababa de “nacer” -cuando Griñan la nombró, para ocupar su cargo en la Junta de Andalucía—, pero lo dudo.

Siguiendo con el relato, sorprendió que Pedro Sánchez optara por dar un “golpe de mano” en la Federación madrileña, asestando un mazazo para apartar de la candidatura a la persona de Tomás Gómez, que había sido elegida para ello.
¿Qué había ocurrido? Pues sencillamente, que Sánchez se había olido, como Díaz planeaba poner el pié en el despacho madrileño que Gómez tenía en Callao, para desde allí iniciar el asalto a Ferraz, apoyada por dos Federaciones más, aparte de la andaluza. 
La lucha por la Secretaría general del partido había empezado y en ése momento empezaban a  encajar todas las piezas del puzle: tanto Sánchez como Díaz estaban disputándose la Secretaria general y adjunto, el puesto de candidato a la Moncloa.
Luego supimos que Díaz no lo quería ver en su campaña electoral andaluza; quiero decir, que ni tan siquiera se molestaron en esconder sus desavenencias.

Los más de 80 días en los que Díaz ha tenido que esperar para poder ser investida presidenta de la Junta, la han desprestigiado ante gran parte de la militancia o cuando menos, le han restado méritos para optar a la Secretaría general, pues ha quedado de manifiesto que ella no es una “super-woman” tal y como se les ha presentado.
Personalmente, desde el primer día he dudado mucho de la cualidad de “estrella” que se le atribuyó a Díaz cuando accedió al cargo. No tengo nada contra esta señora, pero mantengo que la veo como una ambiciosa, charlatana manipuladora y que por más señas, no sé si conoce qué es la vergüenza: en resumen, una populachera. Ríase usted de Eva Perón con sus descamisados.

El desbaratamiento de la operación asalto, planeada desde las Federaciones, andaluza, asturiana y valenciana, a través del despacho madrileño de Gómez y los 80 días de incertidumbre por el ridículo que ha hecho Díaz, implorando que le apoye algún otro partido para aprobar su investidura en el cuarto intento, ha posibilitado que Sánchez haya quedado sin rivales en las primarias para acceder al puesto de candidato a la Moncloa, por pérdida de prestigio de su oponente, Díaz.

Que la explicación oficial, sea que dos militantes  –que se han postulado en el último momento, ojo-  no han conseguido los 9.700 avales, viene a ser una manipulación de la realidad en do mayor. Estos dos militantes no eran conocidos por la militancia y por tanto era imposible que consiguieran los avales.

En este escenario del teatro político todo tiene cabida y en este contexto se pueden acariciar algunas hipótesis, por ejemplo: Pedro Sánchez apoya en diversas instituciones –incluido el Ayuntamiento de Madrid- a Podemos, cuando había asegurado y reasegurado que nunca haría tal cosa.
Recordemos, que poco después de las elecciones andaluzas, las relaciones entre Díaz y Podemos Andalucía parecían ser excelentes; de repente Podemos aumenta sus exigencias y Díaz rompe las buenas relaciones, con lo cual se ve abocada a entenderse con Ciudadanos. En total, un peregrinaje en pos de apoyo que ha durado más de 80 días. Y en consecuencia, una merma del prestigio de Díaz entre la militancia. Algo que convenía y mucho a Pedro Sánchez para que Díaz tuviera un serio obstáculo para presentarse a las primarias.

¿No podría ser que Sánchez, sabedor de que Díaz no estaba dispuesta a tolerar más exigencias de Podemos para su investidura, hubiera acordado con Pablo Iglesias de Podemos, aumentar las exigencias en Andalucía –como así ocurrió-, a cambio de apoyar a Podemos en la alcaldía de Madrid?  Y ahí lo dejo.

Mijail    

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