jueves, 9 de abril de 2015

Diario de a bordo


La infanta no se enteraba de nada

Ayer era el último día para presentar escrito de alegaciones ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma de Mallorca, por parte de los 18 acusados del caso Nóos.

Si alguien esperaba que la defensa de la Infanta iba a torcer el guión, escrito ya desde los inicios de la judialización del caso, estaba tan errado como desinformado. La infanta persiste en la idea inicial que aún hoy mantienen sus abogados; ella estaba muy enamorada de su marido y no se enteraba de nada.

En el escrito presentado el último día de plazo, la infanta dice que ella firmó las cuentas de Aizoon “sin pedir explicaciones”, es decir confiando plenamente en lo que le ponían delante para dar su conformidad, o lo que es lo mismo, para firmarlo.
Este argumento lo remata con otro; su marido Urdangarín fue el único administrador de la empresa Aizoon y la infanta “estaba completamente al margen de la dirección y gestión cotidiana de la compañía”.

Si estos son todos los argumentos que se le ha ocurrido a la defensa, sólo puede significar que sencillamente, no existen argumentos capaces de defender el comportamiento reprobable de la infanta.
Lo que ocurre, es que se caen todos los palos del sombrajo, cuando después se releen los hechos derivados de la instrucción sobre el caso.
La infanta no es una ignorante, trabaja en una entidad bancaria y por tanto, no se sostiene, el que “no sabía” que ocurría con las cuentas de Aizoon. ¿Es que acaso, se nos quiere hacer creer, que la infanta no es más que una cateta, que no se entera de nada? ¿Y si es tan cateta, porque la contrató la Caixa?

Lo esencial aparece en el Auto del Juez Castro, nº 717/2009 de 17 de junio. Dice en su folio 24, y cito textualmente: “… ha coadyuvado a los delitos cometidos por su marido, en la medida en a que ha consentido en que su cuenta corriente fuera utilizada para consumar el desplazamiento patrimonial ideado por su marido”.

Queda probado además, que la infanta prestó su consentimiento para que se utilizara su nombre, tratamiento, cargo e imagen, al mismo tiempo que era propietaria del 50% de la mercantil Aizoon SL, para la realización de los negocios presuntamente delictivos de su marido, Iñaki Urdangarín, y por ello se puede afirmar que presuntamente ha coadyuvado a ello.
En todo caso, creo que firmar unos documentos sin haberlos leído, no exime de la responsabilidad que de ello pudiera derivarse. Lo que no puede alegar “de soslayo”, es haber sido engañada por su marido; no ha presentado ninguna denuncia contra Urdangarín por engaño o estafa.
Ya sólo le queda añadir, que ella se enteró de todo “por la prensa”.
  
Del mismo modo dispuso dinero de la mercantil… y usó los fondos de la misma para pagar un palacete que costó ni más ni menos, que cerca de 6 millones de € y cuya parte de las obras, además del pago de muebles y enseres, salió de las arcas de Aizoon, que a su vez provenía de Nóos. Hablando con propiedad; parece todo un blanqueo de capitales. 

La infanta sostiene que no se enteraba de nada, pero veía circular el dinero, porque si vio pagar los 6 millones que no salían de ninguna ganancia, digamos honesta, pues sólo quedan dos posibilidades: que la infanta sea presuntamente una bobalicona, o que se columpió presuntamente –por supuesto- en la cultura del pelotazo. En el fondo podría ser aquello que tanto gusta a ciertas monarquías; que pague el pueblo, que para eso está.

Mijail

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