martes, 13 de enero de 2015
El Confidente
El
Tratado de Maastricht también es revisable
Durante este mes puede ocurrir algo decisivo para la Unión
Europea, al estar convocadas unas elecciones "no controladas" en Grecia. Una circunstancia que no parece interesar demasiado a muchos ciudadanos
europeos, cuando no por ello, podrán evitar que les acabe afectando.
La construcción de la Unión Europea no ha estado a la altura
de las circunstancias que esperaban los ciudadanos, en cambio sí ha estado a la altura de ciertos intereses
económicos, representados por ciertos personajes, que sólo se deben a sus
compromisos.
La sensación que estamos teniendo muchos ciudadanos que no estamos
atados a ningún sectarismo, es que se empezó erróneamente la casa por el
tejado, síntoma incontrovertible, de que estaban tejiendo con hilos muy
oscuros.
En pura lógica, había y hay, otros pilares ciertamente más
principales o idóneos, para fundar una Unión Europea para las personas, como
puede ser: la Unión Fiscal, la Unión Económica, la Unión Bancaria, la Unión
Política etc. Pero casualmente iniciaron la UE, con lo que vinieron en llamar
la Unión Monetaria, un apartado que debía ser un anexo dentro del pilar de la
Unión Económica.
El ajuste económico (y en el fondo social) que se pretende
hacer, vía economía, es adjuntar a la Unión Monetaria, sin legislar y prácticamente
por la fuerza dineraria, una especie de unión económica-fiscal, que trae como
consecuencia, unos fuertes ajustes económico-sociales para ciertos países del
sur, cuando siempre habían estado un tanto alejados de los postulados norteños.
Parece que visto el proyecto con buena voluntad, si queremos
hacer una Unión Europea real, lo primero que había que hacer, era mentalizar a
todos los europeos en unos principios iguales para todos, en una Unión Ciudadana.
El reproche general, es que con toda la pompa y boato de la
Unión Europea, con todo su Parlamento, con todas sus instituciones, no se ha
hecho pedagogía de la Unión Ciudadana. Pero eso hubiera sido remar hacia una
Europa de los Ciudadanos, en cambio hemos visto, como se está edificando una Europa,
protectora de ciertos intereses económicos. Unos intereses centrados
fundamentalmente en dos países, Alemania y Francia, de los que sabemos han
estado usando la UE para sacar ciertas ventajas económicas.
Seguramente, el desencadenante de la UE fue la reunificación
alemana, de la cual sólo conocemos
las imágenes de la gente tirando el muro de Berlín, pero no
sabemos casi nada, sobre las verdaderas causas que hicieron caer al muro.
Por no saber, no sabemos aún a ciencia cierta, cuánto costó la
posterior reunificación, ni quien la pagó. Sabemos que se igualó el valor del
marco para las dos Alemanias, cuando el marco oriental carecía de valor alguno.
Es decir, se revalorizó el marco oriental de la RDA, a la misma cotización que el de RFA. Sin
embargo la cotización del marco alemán no sufrió ninguna depreciación ¿Cómo se
puede entender tal cosa?
No sabemos quién ha acabado pagando la monumental factura
(se habla incluso de 2 trillones de euros) que supuso la reunificación, puesto
que las autoridades alemanas nunca han respondido esta pregunta.
Hace unos años, el ex presidente alemán Helmut Kohl, fue
preguntado por un periodista sobre esta cuestión, ante lo cual Kohl dijo que
nunca respondería esta pregunta.
Lo que sí se hizo público, es que una vez fundada la UE y en
un momento dado, Helmut Kohl se trasladó a Paris para comentar a Françoise
Mitterrand, que propondría iniciar la Unión Monetaria. Mitterrand contra todo pronóstico, dado su exacerbado
afán de protagonismo, simplemente le contestó que no le parecía mal,
entregándole todo el protagonismo sobre la decisión a Kohl?
Suecia y Reino Unido decidieron no entrar en la Unión
Monetaria porque entre otras cosas, desconfiaron que ése fuera el pilar idóneo de
arranque para la UE y ahora ven, como el malestar ciudadano en una
serie de países, a causa de los recortes y de las duras políticas fiscales de
ajuste, han hecho nacer un cierto sentimiento de desencanto, desconfianza e
incluso rechazo hacia la Eurozona, aún sin disponer de una alternativa seria y viable
que pueda sustituir este espacio, mientras los grupos sociales contestatarios plantean abandonar
la UE.
Al pairo del malestar social en algunos países, afectados
por las dificultades que sufren sus ciudadanos, han nacido algunos partidos
políticos que aprovechando la ocasión, maldicen a los partidos clásicos porque
sus políticas afines a la UE perjudican al estado de bienestar.
Siendo totalmente legítimo para estos partidos, el que
puedan criticar ciertas políticas que se aplican en la Eurozona, parece que
vista la intención de voto que estos partidos aúnan, no están solos en su
descontento.
Lo que parece quedar fuera de toda duda, es que en el fondo,
todos estos partidos parten de un mismo punto: cuestionar el Tratado de
Maastricht de 1992.
De momento y vistas las dificultades, coinciden en lo más
fácil, en cuestionar el Tratado, cuando en principio un tratado, no es más que
un acuerdo de voluntades, siendo por tanto revisable. De momento hemos visto
publicado, que un 20% de los eurodiputados euroescépticos, plantean un cambio
radical en la UE.
De todas maneras, me pregunto que podría ocurrir, si estos
partidos que cuestionan la Unión, acabaran además, poniéndose también de
acuerdo, en propuestas de mejora viables para ése Tratado.
Me pregunto si ante ello, Europa no sufriría una fuerte
sacudida, mayor quizás, que la que tuvo con la caída del muro de Berlín.
Etiquetas: eltratmastricht
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