lunes, 20 de octubre de 2014
El Confidente
Nos presentan otra vez el programa del “cambio”
Siempre he visto en Julio Anguita, a uno de los políticos
más serios y creo que honestos, de cuantos hemos visto en estos últimos 30
años. Todos, hasta los más jóvenes, hemos oído su famosa frase: “Programa, programa, programa”. Era
ciertamente un consejo acertadísimo para los españoles demócratas, lo que
ocurre (y en esto no debió reparar Anguita) es que los españoles tenían y
tienen, la funesta costumbre de leer poco y por tanto, menos leían los programas
electorales; y ahora con la desafección política, menos.
La actual desafección por la clase política, ha hecho
viable, que un grupo de gente, desconocida hasta ese momento por los españoles,
haya dado un gran salto electoral, al presentarse a unas elecciones europeas y
pasar de cero a 1.200.000 votos. Digamos que esto no estaba en el guión, sino
que este grupo ha sido insertado en el escenario, por el cabreo ciudadano.
El apoyo a Podemos, no deriva de la lectura reflexiva de su
programa, sino del enfado ciudadano, ante unos políticos privilegiados, soberbios,
prepotentes, y sobre todo, que se muestran incapaces de resolver los problemas
de país, o dicho en otras palabras, demuestran tener poco interés en los
problemas ciudadanos.
En las elecciones europeas, fue cuando inició su etapa
Podemos, con unas pocas ideas-programa, como eran, el dar 400 euros mensuales a
todas las personas sin trabajo, o acceder a la jubilación a los 60 años,
pasando por reclamar el impago de la deuda exterior. Digamos aquí, que para
quien oye el discurso, puede simplemente captar la idea-intención, pero puede
omitir la reflexión de la propuesta; que se sepa, el líder de Podemos no supo
explicar de dónde sacaría el dinero para las dos primeras propuestas, ni
adelantó que podría ocurrir, si se dejara de pagar la deuda exterior, siendo
esta una propuesta que últimamente acaban de replantear, hablando de “reestructurar”
la deuda, es innegable pues, el gran cambio en su propuesta inicial desde hace
unos meses.
Los programas electorales deben ser serios y creíbles, pero
sobretodo posibles. Todo lo demás no deja de ser sino una charlatanería de
feria. Y los ciudadanos, tenemos la obligación de leernos reflexivamente los
programas electorales, para poder votar en consecuencia, con la seguridad, de
que después el partido gobernante debe cumplir con su programa.
Los demás partidos viendo el auge de Podemos intentaran
copiar sus propuestas, pero se encontraran con el mismo problema; los españoles
no somos aficionados a leer, por tanto, podemos entrar en una dinámica en la
cual, los partidos mayoritarios se vean obligados a explicar repetidamente y de
viva voz, sus propuestas emuladoras a las de Podemos, lo cual no significa que
después su programa se cumpla. De momento la historia política de este país
está plagada de incumplimientos electorales; el socialista Tierno Galván ya
dijo que los programas electorales son para no cumplirse. Su partido no les
desmintió, es más, ha demostrado sobradamente que decía la verdad.
Si estas suposiciones se cumplen, nos podemos ver el próximo
año, inundados sistemáticamente por propuestas programáticas hasta tal punto,
que podemos, esta vez sí, acabar empachados de propuestas electorales donde
queden diluidas también las de Podemos.
Creo que de momento, si algo positivo puede aportar la gente
de Podemos a la política española, es sin duda alguna, el haber sido un
revulsivo para la clase política, a la que acertadamente señaló con el dedo
como un colectivo que defiende sus privilegios (véase a CajaMadrid como
ejemplo), que vivía muy bien con sus prebendas (algo que todos sabemos desde
hace años), sin ofrecer soluciones a unos problemas ciudadanos, que ya son
muchos.
No es cierto, que la gente de Podemos hayan sido los únicos
que se han dado cuenta de los afanes privilegiadores de la clase política; la
gran mayoría de los ciudadanos hace años que están convencidos ello), lo que
ocurre es que Podemos ha decidido denunciarlo públicamente como grupo
organizado.
La pregunta que me hago ante todo ello es: Qué programa real
aplicaría Podemos en caso de gobernaran el país? ¿Explicaran al final de dónde
piensan sacar el dinero para pagar sus propuestas? ¿Abandonaran su sectarismo, un grupo que
acusa continuamente de sectarios a los demás?
Son preguntas insertables en la larga temporada electoral
que se avecina para el próximo año. En todo caso, el “Programa, programa, programa”, continua vigente, pero más que ofrecer
un “cambio” (lema con el que el PSOE
ganó las elecciones en 1982), lo que necesitamos los ciudadanos españoles es
una mejora, pero una mejora real en nuestras condiciones de vida, puesto que
por poner un ejemplo, aún estamos esperando ver los “800.000 puestos de trabajo y OTAN, no” del PSOE en el año 1982.
Todo lo demás, es palabrería y charlatanería. Así que podemos
alucinar pepinillos, e incluso aupar a Podemos al poder político del país, pero
seguiremos necesitando, no un cambio de personas, tal y como se produjo en 1982
y otros posteriores, sino un cambio para MEJORAR las condiciones ciudadanas del
país.
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