lunes, 7 de julio de 2014
El Confidente
Pequeños detalles que pueden guiar
la historia
Recuerdo un viaje a
Túnez, en el que un historiador tunecino me comentaba: “Yo siempre digo, que
a veces, pequeños detalles son capaces de cambiar el rumbo de la historia de
una forma insospechada. Pongo como ejemplo la costumbre cartaginesa de
sacrificar al primogénito de cada familia a los dioses, cuya consecuencia
implicaba una disminución de soldados,
en un ejército de Cartago, que en aquel momento de la historia era una primera
potencia militar. Cartago era una colonia fenicia situada en la actual Túnez,
donde se conserva el original puerto para atracar sus barcos, en forma de
anillo circular, que no resultaba visible desde mar abierto. No se olvide que
el general Anibal con su ejército, cruzó el mar Mediterráneo, los Pirineos y
los Alpes nevados, con gran número de elefantes y se dedicó a perseguir sin
refuerzos y con gran escasez de víveres, a las tropas romanas por toda Italia durante
más de ocho años. Los soldados romanos, tan valientes como los describen los
relatos de las Crónicas de la Guerra de las Galias, iban siendo vencidos
batalla tras batalla, hasta que finalmente Anibal fue derrotado por Escipión en
la batalla de Zama.
Si Anibal
hubiera recibido refuerzos o nuevos soldados de refresco además de víveres, podía
haber acabado sometiendo al imperio romano y hoy posiblemente la cultura
europea y también la norteafricana, serían de base cartaginesa y no de base
romana o latina”.
Visto de esta
manera puede ser verosímil, que un detalle
por pequeño que parezca, pueda llegar a cambiar ciertamente la historia
o pueda ser decisorio. Podemos pensar, que hubiera ocurrido, si al ministro
francés en aquel momento de 1950, Robert Schuman, no se le hubiera ocurrido la
idea de organizar la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (después, Mercado
Común y Unión Europea), puede que nunca se hubiera impulsado la Eurozona,
siendo dicha unión una incógnita por resolver, aún cuando dicha Unión Europea,
aplasta con una mayoría de euroconvencidos, a una minoría de euroescépticos.
En estos años de
Unión Europea, los diversos países que la conforman han obtenido satisfacciones
pero también decepciones y claro está, la labor de los euroconvencidos no es
otra que mejorar continuamente la Unión Europea, con objeto de que en el
balance ciudadano global, pesen más los pros que los contras. Pero qué
ocurrirá, si en un momento dado, estalla un “pequeño detalle”, que haga pesar
más los contras?
Los eurócratas
dicen, es necesario más Europa, es decir más unificación, pero ello tiene sus
riesgos. Los peligros pueden venir de la sobrerregulación. La tendencia de las
personas que se sientan en un despacho con la tarea de regular asuntos, siempre
acaban sobrerregulando, porque eso les viene de natural.
Pensemos que la
unificación europea, básicamente consiste en renunciar a casi todas las
herramientas de política económica clásicas o ágiles, e intentar que una
colección heterogénea de veintiocho países bailen al mismo son. Es en gran
parte y básicamente, un intento por unificar desde un punto de vista germánico,
el bagaje cultural de los otros veintisiete países.
La implantación del
euro viene a ser como una interesante aventura económica que nadie sabe cómo
acabará. Ni tan siquiera sabemos, si el euro será una divisa sostenible en el
largo plazo, a menos que se subsanen las dificultades monetarias que comporta
el no poderla devaluar, tal como sí pueden hacer y hacen, Estados Unidos, Japón
o China.
Si después de verse
obligados a aceptar un gobierno económico europeo, una regulación bancaria a
escala europea, y unas normativas europeas las dificultades económicas
aumentaran; si después de tener que aceptar uniformizar la diversidad, surgen
problemas económicos, los euroescépticos pueden sumar muchos más militantes.
Otra cuestión por
resolver es el tema asiático, es decir a Estados Unidos y a Europa les ha
llevado unos cien años de investigación industrial para tener el actual nivel
tecnológico, en cambio China e India se han apropiado y aprovechado de los
avances tecnológicos sin pagar un solo dólar. Cuando Occidente se queja por la
apropiación gratuita, simplemente les responden con una sonrisa y encogiéndose
de hombros. Y todo queda aquí.
Los buques
portacontenedores convertidos en transporte barato, forman parte del gran éxito
obtenido por el comercio chino con Europa. Las economías de India y China avanzan
a pasos de gigante, mientras que las de sus clientes europeos retroceden, en
gran parte, debido al hundimiento industrial que supone trasladar de facto, la
fabricación a estos países asiáticos.
Para occidente, la
tentación de obstaculizar las importaciones asiáticas gravándolas con aranceles
es muy grande, pero el potencial mercado
chino y la potencia militar del país invitan a la prudencia. Claro que China
está inmersa en un clima de protestas sociales continuas, incluso con intentos
de secesión por parte de algunas de sus regiones, pero de momento lo resuelven
con una represión feroz. Posiblemente, mientras China permanezca como ahora,
occidente no podrá exigir compensación alguna a estos países asiáticos por su
tecnología copiada, lo cual perjudica a gran parte del sector industrial de la
eurozona.
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