jueves, 8 de mayo de 2014

Diario de a bordo


Operación “Yogui”

Un nuevo escandalete ha aparecido en el horizonte y al que curiosamente le han puesto el nombre de “Yogui”; no se sabe porqué, pero el nombre del simpático oso de los dibujos animados, aparece como nombre en clave de la operación destinada a desentrañar la corrupción que “presuntamente” hubo en la construcción de un tramo de vía del AVE, en la zona de Barcelona. 
¿Y por qué el nombre de Yogui, será quizás porque el oso tenía la cara ancha como el ex ministro Pepiño, pongamos por caso, pues creo que él fue quien ejecutó la obra?

El portavoz de ADIF, acaba de afirmar que el sobrecoste detectado por el Tribunal de Cuentas en las obras del AVE a su llegada a Barcelona  -un 230 % en algunos casos-, pudo deberse a que en 2008, el Gobierno Zapatero tenía mucha prisa por “acabar y cumplir los plazos”.  Por consiguiente  -como diría aquél farsante-, saco en conclusión, que para los ciudadanos que pagamos impuestos, es preferible que las obras no acaben en los plazos previstos, puesto que así nos ahorramos un sobrecoste, que no es moco de pavo.

Para mí, resulta sorprendente, que el portavoz de ADIF, Iñaki Garay, manifieste que en aquellas fechas “hubo muchos problemas y socavones” y por ello justifica que “se tiró mucho de obra complementaria y de emergencia”. Efectivamente, se debió tirar mucho de este tipo de contratación de obra, complementaria y emergencia, si no fuera así ¿Cómo podrían haber justificado sino, algunos sobrecostes de hasta el 230%?

El simpático oso Yogui, asaltaba las cestas de comida de los visitantes al parque donde vivía, para pegarse una merendola. Aquí en toda esta trama, parece que ciertos personajes asaltaban los fondos públicos, por aquello del, preséntate a la licitación oficial con un precio muy bajo y así te la concedemos, luego, ya inventaremos unas obras complementarias y de emergencia, que elevarán considerablemente el importe de la contrata final. Y así todos contentos; aquí paz y después gloria. Una fórmula que por otra parte no es nueva; me parece que en los últimos treinta años se ha empleado en España, a profusión.

No me puedo creer el comentario del portavoz de ADIF cuando dice “Los controles de estos contratos públicos son bastante férreos”. Vaya, pero que dice este hombre? Supongo que lo dirá porqué se firmaban mirando a la vía férrea del tren, pero no por otra cosa, vistos los resultados de lo que se ha detectado en la vía del AVE, entre otros muchos casos; los contratos públicos en este país serán todo lo que se quiera, pero férreos, lo que se dice férreos, no.
Después se enmienda un poco a sí mismo, diciendo que a pesar de los férreos controles, puede darse un caso de malversación de fondos públicos, como los que ahora se investigan, “si hay una puesta en común de intereses”. Hombre claro, y los cuarenta ladrones de Alibabá, también tenían intereses comunes.

De todos modos, todas estas explicaciones sobran y están de más. Lo que nos tienen que decir ya de una vez por todas, pero no sólo PSOE y PP, sino también todos los demás partidos, que es urgentísimo una ley de transparencia total, para que los ciudadanos podamos controlar todo lo público, dado que lo pagamos entre todos. Pero esta ley de transparencia no será en absoluto eficaz, si no se dota a la Fiscalía de la misma independencia que tienen los Jueces. Y si tales propuestas a los partidos mayoritarios -y también a algunos de los demás- no les interesa, sinceramente, parece que todos ellos estén a favor de los sobrecostes. 

Ya saben, cuando el parque aparecía una cesta de los visitantes con comida, el oso Yogui al ataque. Y al atraque, porque aquí algunos se han atracado y se han inflado de ladronear dinero. En ello está la Fiscalía. Si puede ser, siguiendo el ejemplo investigador demostrado en este caso, que siga con el mismo afán en todos los demás asuntos que se le presenten.

Mijail

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