jueves, 12 de diciembre de 2013

Diario de a bordo


Las pisadas de PISA    

Que las siglas del informe PISA nada tienen que ver con la célebre torre inclinada, enclavada en el pueblo italiano con el mismo nombre, creo que está en mente de todos. A estas alturas parece que todos deberíamos saber, que se trata de datos estatales sobre educación juvenil, con publicación anual.
PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), es una evaluación educacional que este año, ha examinado a 510.000 alumnos, de los cuales 25.000 son españoles. Esta evaluación se pretende que sea representativa de unos 28 millones de jóvenes de 15 años, residentes en 65 países: los 34 estados miembros de la OCDE, además de en otros 31 países.

Los resultados vienen pisando el callo, de un problema crónico en el campo educacional español. De momento y año tras otro, lo que denota el informe, es que España sigue anclada en el pelotón de cola educacional de la Unión Europea. En el grupo de países mejor situados están como en años anteriores, China, Corea y Japón, junto a Finlandia, Holanda y Suiza.

No es difícil intuir, que destacan los países que mayormente apuestan desde todos los puntos de vista posibles, por la EDUCACIÓN, así con mayúsculas.
Las posibles claves parciales del éxito son diversas según se nos dice: en países como Corea del Sur y Finlandia, solo se permite ser profesor a los mejores; solo pueden acceder a estudios de magisterio, quienes sacan las mejores notas en las evaluaciones.
En Finlandia y Corea, destacan el gran número de alumnos que se incluye dentro de lo que se ha venido en llamar “excelencia académica”.
En Corea, donde el estado ha basado su progreso económico y social en la educación,  existe una fuerte presión sobre los estudiantes; las familias gastan mucho dinero en clases de refuerzo o extras. Los estudiantes se suelen agrupar en clases pequeñas por sus afinidades y fomentan una costumbre que parece haber desaparecido en España; los estudiantes dedican muchas horas a los libros.
Por su parte, el buen sistema finlandés, da gran importancia a la educación destinándole un 6% de PIB, mientras que en España estamos en un 4,7%. Finlandia tiene 1.900 bibliotecas públicas, el número de volúmenes por cada 1.000 habitantes de de 7.226, cuatro veces más que España, donde las bibliotecas públicas permanecen prácticamente desiertas -quizás la gran mayoría de nuestros jóvenes estén demasiado ocupados mirando permanentemente sus teléfonos-. Las familias finlandesas están muy implicadas en la educación de sus hijos, recibiendo incluso ayudas del Gobierno.
Sumando todo ello, parece que lo más deseable para el alumnado español, sería que tuviera lugar un cambio de actitud, puesto que no parece ser lo mismo, estudiar para aprender, que estudiar para pasar de curso; esto solo nos lleva a la mediocridad actual. Pero incluso para este cambio de actitud, es preciso hacer una pedagogía permanente.

El informe PISA es claro respecto a la educación en España, advirtiendo que “La actuación de los alumnos españoles en Matemáticas, Lectura y Ciencias, permanece anclada justo por debajo de la media en la OCDE”, a pesar de que desde 2003, el gasto en Educación se ha incrementado en un 35%.

Por último defiende las evaluaciones y señala que los centros educativos españoles, tienen menos autonomía que los de otros países y este es uno de los objetivos que pretende conseguir la LOMCE.

Delante de este feo o cateto panorama, parece que todas las partes implicadas en el sistema educativo español, deberían ponerse a trabajar en una sola dirección; pensemos que en España llevamos ya siete leyes educativas en 35 años. Cierto que ello denota muy poco interés ciudadano por el tema, pero también es debido a que los partidos políticos, usan la educación como ariete político que se lanzan unos contra otros; son capaces de pelear eternamente por los métodos, pero no de pelear por la educación de nuestros jóvenes, que al fin y al cabo, debe suponer el progreso del estado.
Parece inconcebible, que partidos políticos llamados –según nos dicen- a solucionar problemas ciudadanos, sean quienes planteen mayor número de problemas a la educación de nuestros jóvenes.
Mientras este estado de cosas permanezca, seguiremos estando a la cola educacional de Europa.

Mijail

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