jueves, 4 de julio de 2013
El Confidente
Una ola de
descontento campa por el país de los faraones, en contraposición a la paz que
impera entre sus pirámides. El movimiento opositor a Hosni Mubarak, “6 de Abril”, fue quien inició la
revolución en 2011, conocida en occidente como “primavera árabe”.
Con la
caída de Mubarak el ejército tuteló una convocatoria de elecciones, de las que
salió como presidente Mohamed Morsi, militante de los Hermanos Musulmanes, un
partido de corte claramente islamista, quien consiguió la victoria electoral
frente al Premio Nobel de la Paz 2005, Mohamed ElBaradei. Cabe señalar, que los
Hermanos Musulmanes tienen el apoyo de Salafistas y una facción de Al Qaeda, que
se unen contra los Laicos.
Ahora el
movimiento iniciado por el grupo opositor “6
de Abril”, juntamente con distintos opositores al presidente en una campaña
llamada Tamarrud (Rebelión), han
iniciado otra campaña de grandes protestas, pero esta vez contra Morsi,
pidiendo lo mismo que le pedían a Mubarak; que deje el cargo.
Ante las
grandes manifestaciones cariotas, Morsi apareció en un discurso televisado,
diciendo tener la legitimidad de la Constitución que aprobaron (o que él impuso
con 20% de votos en referéndum) y la legalidad de las elecciones. Omitió decir
no obstante, que tenía un gran conflicto ciudadano, capaz de poner en alerta al
ejército, quien le dio un plazo para solucionar el enfrentamiento, advirtiendo
que podría suspender la Constitución, como así ha hecho.
El incendio
de este nuevo verano árabe, se está contagiando ya en Túnez. Pero el susto
internacional aparece cuando otro gran grupo de egipcios partidarios de Morsi
comienzan a enfrentarse en las calles con los opositores, dando la sensación de
un país dividido en dos opciones físicamente enfrentadas, con un balance de
veinticuatro muertos.
Morsi,
tenía forzosamente que dar un paso adelante y convocó en su discurso, la
formación de un Gobierno de Unidad Nacional, pero se supone que la decisión del
ejército estaba ya tomada desde que hace unos meses, cuando Morsi decidió
cambiar a gobernadores militares en las provincias por gobernadores civiles.
En estos
momentos resulta difícil adivinar cómo puede acabar el conflicto, pero podemos
preguntarnos por las causas de la discordia. Aquí por lo que parece, se están exigiendo
unas mejoras que no obtuvieron de Mubarak ni de Morsi, a la vez que parecen
pedir apartar al islamismo o lo que es lo mismo, la religión, de la política, cual
es el estereotipo de los países occidentales a los que Egipto parece aspirar a
parecerse; también Turquía.
Habiendo
expirado el plazo dado por el ejército, este comunicó al presidente que le había
destituido y suspendido la Constitución, en un claro golpe de Estado.
En todo
caso, ni Morsi, ni el Ejército, ni ElBaradein, en el caso de que llegue a ser
el próximo presidente (que podría acabar igual que Morsi), podrán mejorar en el
plazo de un año, las míseras condiciones de vida de los egipcios; levantar su
economía y modernizar el país requiere mucha unidad, tiempo y una gran
inversión. Unas tareas de las que no puede quedar al margen la Unión Europea,
dado que Egipto es el referente para el mundo árabe.
Etiquetas: rebelionenegipto
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