martes, 28 de mayo de 2013

El Confidente


El consumo como motor económico

 A estas alturas del guión, todos sabemos ya que nos encontramos inmersos en una crisis económica sin precedentes, incluso la juventud está plenamente concienciada, de que en la actual situación les resultará muy difícil encontrar trabajo, pues la presión de crisis ha hecho disminuir mucho el consumo.

“The Economist” acaba de publicar un artículo diciendo que “en España hay fatiga ante tanta reforma”, mientras el director de la oficina antifraude pide que sea considerado delito, el incremento injustificado de patrimonio, con objeto de poder imputar judicialmente a quienes han robado, o se han apropiado indebidamente de fondos públicos. La propuesta parece excelente ya que se podrían embargar algunos patrimonios fraudulentos, pero no se conseguiría crear puestos de trabajo. La transparencia en todo lo público, es una condición imprescindible para evitar que estas situaciones se repitan.

La necesidad ha hecho, que hayan vuelto los mercados de segunda mano, e incluso el trueque como forma de pago; señal inequívoca de que los ciudadanos están buscando soluciones económicas prácticas, al ver que nuestra clase política se queda inerme ante la crisis, manifestándose incapaz de resolver el problema social del consumo.
Ya hemos visto que las elucubraciones no generan puestos de trabajo, pero puede que un decidido apoyo a la política industrial, aprovechando la devaluación interna española, sirviera para reforzar una corriente exportadora que estamos teniendo y consiguiera crear trabajo.  

Estamos en un sistema económico basado en el consumo y lo que queda fuera de toda duda, es que en nuestro país ha caído el consumo, pero no por ningún tipo de arbitrariedad, sino porque carecemos de dinero para consumir, y si no hay consumo en clave interna, difícilmente se generaran nuevos puestos de trabajo.
En todo caso, la solución a esta ecuación debería encontrarla nuestra clase política que supuestamente, cobra un muy buen sueldo para “decidir”, pero también para resolver problemas ciudadanos de carácter general.
No es por tanto, ninguna casualidad que los ciudadanos manifiesten un fuerte desapego hacia la clase política al ver que no se cumplen las expectativas.
En cualquier caso, parece urgente que los ciudadanos dispongan de poder adquisitivo para poder consumir, por tanto el combinado de bajar sueldos y subir impuestos nos parece la peor de las soluciones.

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