jueves, 8 de noviembre de 2012

Diario de a bordo



















Pretenden engañarnos como a chiquillos

El yernísimo Urdangarín en cuestión de meses ha hechos muchos cambios; no diré que ahora sea “más ejemplar” que antes, pero si ha cambiado de actitudes. Ha pasado de salir corriendo a la vista de unos periodistas, “sálvese quien pueda”, a pasearse tranquilamente por las calles de Barcelona. De vivir en el palacete de Pedralbes, con sus escasos 2.000 metros cuadrados, a vivir en un chalet de alquiler a las afueras de Barcelona. ¿Qué cual ha sido la causa de tanto cambio? Pues fácil, que han contratado a unos “asesores de imagen” los cuales les proponen cambios de actitudes.

Desde que se destapó al caso del Instituto Noos, el rey y el príncipe han mantenido de cara a la galería, un discurso duro para con Urdangarín, en un intento de desmarcarse de una mala imagen, que no consiguen lavar ni con un tambor de detergente concentrado.
Últimamente nos hicieron creer incluso, que Urdangarín le dijo a Felipe, tener serios apuros para pagar los gastos que le ocasionaba el palacete de Pedralbes y que ante ello, Felipe le contestó: “No haberlo comprado, cuñáo”.

Sinceramente creo, que todo esto es teatro, puro teatro, como decía la canción y les voy a decir por qué lo pienso: ahora se ha sabido que en el mes de julio, Urdangarín visitó en cinco ocasiones al rey, junto a toda la familia real en la Zarzuela. Eso sí, de tapadillo. Nada transcendió a la opinión pública. Debe ser lo de la vida privada de la familia real, como cuando el rey cazaba elefantes desde su vida privada y por supuesto, desde la vida privada de los elefantes y la vida privada de su amiguita alemana Corinna.

A ver señores, dejémonos de monsergas;  desde el más puro abuso de poder oficial, se arrambló con ocho millones de euros, procedentes de fondos públicos. Esto no pertenece a ninguna actividad privada, muy al contrario, son ocho millones de dinero público y muy público, que se han privatizado por arte de birlí birloque.  Y pensar que a Luis Roldan le acabaron llamando “chorizo” en la cara...

Hace poco que he leído que están “relajándose” en Baqueira, creo que simulando una normalidad que no es tal. Que no intenten engañarnos como a niños; si Urdangarín y la infanta quieren mejorar su imagen lo tienen fácil: devuelvan el dinero y den todas las explicaciones que se les pidan. Y acto seguido, se pongan públicamente de rodillas en el suelo con la cara bajada y los brazos extendidos pidiendo perdón una y mil veces a los españoles, que tenemos la pesada carga constitucional de sostenerles económicamente.

Han contratado a unos asesores de imagen, que no cobran sueldos mileuristas, precisamente. No les hacen ninguna falta; yo les doy el mejor de los consejos para mejorar su imagen y no les cobro nada.

Mijail

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