martes, 22 de mayo de 2012

El Confidente



Al borde de la encrucijada

Los tiempos cambian; hemos pasado del híper consumismo desenfrenado a una situación de atonía; es como si de repente hubiéramos entrado en una cultura finalista del ahorro, del ahorro per se.
Sin embargo todos sabemos que no ha habido cambio cultural alguno en este sentido, sino que todo ha sido fruto de la necesidad. La crisis de caballo que padecemos ha conllevado la desaparición del crédito bancario; ahora lo que impera es el “pago al contado”, habiéndose puesto en entredicho la fiabilidad de otras formas de pago. En semejante situación de máxima precaución, lo único fiable comercialmente hablando, parece ser el “pago en efectivo”; los billetes de banco de curso legal.

Llegando a este punto, no puedo por menos que recordar, una frase que nunca debió olvidarse, pero que no gusta en absoluto a los oportunistas creadores de burbujas económicas. Benjamín Franklin, uno de los fundadores de Estados Unidos, decía “El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente, de dos palabras: trabajo y ahorro”. Si se quiere es la concepción económica más antigua, pero es a ese atisbo conceptual, al que institucionalmente ahora se mira, a diferencia de hace unos años, cuando desde el sistema burbuja se nos aconsejaba poco menos que gastar por gastar.

La burbuja tenía sus impulsores, también unos escuderos, que escudados en su conveniencia, alentaban un súper consumismo despreocupado, desbancado ahora con la llegada de la crisis. Ahora la mentalidad no parece ser otra que la del consumo consciente, que desde la optimización de los recursos, nos permita un ahorro que nos dé seguridad.
Las nuevas formas de consumo no son ninguna moda, sino que a todas luces, son un cambio estructural que ha venido para quedarse.

La nueva moda del ahorro como tarea de sentido común, se contrapone a su antecesora de burbuja económica, en un intento por volver a la receta de Franklin: “Trabajo y ahorro”. De momento vemos el ahorro aplicado a todo, sí pero y el trabajo; dónde está el trabajo? La idea era para ser aplicada a una sociedad autosuficiente, pero hoy en día, estamos a merced de la globalización y por tanto la industria está deslocalizada en China u otros países donde producir resulta más barato.
Sólo se me alcanza una solución, recuperar la industria para los países tocados por la crisis, claro que esto rompe la globalización que tanto gusta al empresariado, un sector por otra parte, que también sufre los efectos de la crisis, porque, de que sirve producir barato en China si después no podemos vender en Europa? China está acusando ya la crisis europea.

Parece que estemos al borde de una encrucijada histórica y puesto que Merkel se nos muestra fijada a sus posiciones austeristas, bien parece, que Europa esté buscando desesperadamente, a alguien capaz de resolver el dilema.

Etiquetas:






<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]