miércoles, 7 de marzo de 2012

Col·laboradors



¿Bebes Refrescos?

Si acostumbras a tomar refrescos, debes saber al menos, algunas características de estos productos: Un estudio médico danés, concluye que beber soda de manera regular conduce a un gran aumento de las grasas peligrosas. Tomar soda asiduamente lleva a un aumento espectacular de grasas nocivas (hígado) y colesterol.

Es normal que los refrescos suelan incluir edulcorantes artificiales y colorantes alimentarios. La investigación demuestra que quienes consumen regularmente estos productos, corren un gran riesgo de contraer diabetes.
Además, en algunos de los más populares, utilizan azucares refinados, unos edulcorantes que potencian aún más los riesgos perjudiciales.

Algunas marcas de refrescos populares contienen un aceite vegetal bromado para mantener el aroma artificial. Un ingrediente considerado como peligroso que debe ir etiquetado como BVO. Se le suele asociar a bebidas isotónicas y puede causar lesiones en la piel, pérdida de memoria o trastornos nerviosos.

Desde la década de los 90, muchas marcas de refrescos endulzan con jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, obtenido de un maíz genéticamente modificado o transgénico.
El problema está en no saber, si a largo plazo este consumo de fructosa transgénica (que no existía en la naturaleza) tendrá efectos nocivos sobre la salud de los consumidores. Algunos resultados recientes indican que pueden dañar el tracto digestivo y provocar envejecimiento acelerado.

Hace años, que los médicos hablan de tener que tratar a pacientes adictos a ciertos refrescos; una de las adicciones más conocidas es a la Coca-Cola, un producto que se fabrica en Estados Unidos y donde curiosamente, existen ya unas cuantas asociaciones a nivel nacional que piden al Gobierno que sea prohibida la venta de estos productos.
De hecho, La Unión de Consumidores de EEUU, no cesa de criticar las bebidas cola, por los efectos que conllevan en el organismo. Recuerdan, que las bebidas fabricadas con cola tienen un pH muy ácido y que oscila entre 3 y un 3’4, cuando el pH neutro del agua potable, se sitúa en 7 puntos.

Sabido todo esto, quizás haya llegado el momento de decidir si seguimos bebiendo refrescos, o si preferimos cambiar al “Agua, por favor”.

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