martes, 28 de febrero de 2012

Diario de a bordo


  
La declaración de Urdangarín; otro cuento de Cenicienta
  
El bochornoso espectáculo que estamos viendo; Urdangarín haciendo el paseillo en el Juzgado de Palma entre una multitud de reporteros gráficos. Un morbo puro y duro ejemplifica bien a las claras, el lamentable desinterés que tenemos los ciudadanos de este país por la política.
Por cierto, debo aclarar, que no me abochorna el ver a un imputado entrando en un juzgado porque según dice el juez “hay indicios suficientes de delito”, sino que el avergonzamiento viene de otro lado muy distinto: la despreocupación ciudadana por la política, que acaba otorgando total permisividad al poder. Y de esos polvos vienen ahora estos lodos.

Se puede explicar con un ejemplo: Es de suponer que todos nosotros vamos a comprar periódicamente al “super” o centro comercial. Ya saben, hay que comprar muchos productos para el normal funcionamiento de una casa. Pero repasemos siquiera mentalmente cual es nuestro comportamiento cuando vamos a comprar al “super”; echamos todos los productos a la cesta, llegamos a caja, pagamos, recogemos las bolsas y antes de salir examinamos el ticket de caja. ¿Acaso significa esto, que no confiamos en el establecimiento? ¿Significa acaso, que no nos fiamos de la cajera que nos ha atendido? No, nada de eso, es una simple comprobación; ya sabemos que las cantidades reflejadas en el ticket presuntamente son correctas, pero debemos comprobarlo, porque lo hemos pagado con dinero de “nuestro bolsillo”.

Y entonces como entender, que estos mismos ciudadanos que acostumbran a revisar el ticket de compra, manifiestan un desinterés tan absoluto por los asuntos que trasiega la política? ¿Es que acaso, la política toda, no se paga también con dinero de nuestros bolsillos?

Desde que empezó este feo asunto (sobre todo para los ciudadanos, al haber puesto involuntariamente 6 milloncejos que ya no recuperaremos), siempre he sostenido que en principio pinta mal para los tres: para Urdangarín, para Torres y también para la infanta, Secretaria General de Aizoon (empresa dedicada al negocio inmobiliario).

Durante este tiempo he sostenido que la infanta debería estar enjuiciada como los demás, y por decirlo llanamente, no debería escaparse “por ser quien es”.
No es preciso que nadie me recuerde que la Justicia no es una ciencia exacta, en la que unas veces se gana y otras se pierde. Lo que ocurre, es que cualquiera que haya tenido que estudiar las bases del derecho societario, sabe sin necesidad de pensarlo demasiado, que entre otras, las obligaciones del Secretario del Consejo de Administración de una empresa son: Redacción de las actas correspondientes a las reuniones del Consejo a las que debe asistir y donde se toman las decisiones. Leer las actas en la siguiente reunión y firmarlas. La documentación social de dichos acuerdos, ya sea mediante anuncios o publicaciones. Elevar los acuerdos a públicos inscribiéndolos en el Registro Mercantil. Dar fe social de los acuerdos que consten en las actas.
En mi opinión aquí hay dos posibilidades: o la infanta estaba en el ajo y debe declarar como los demás, o bien todo el montaje societario era una total falsedad para agenciarse de los millones, y en consecuencia la infanta debería declarar también.

Dicho esto y desde mi punto de vista, según el cual las sentencias judiciales en este país son imprevisibles, me parece tremendamente temerario por parte de Urdangarín, declarar que la Infanta, es decir la Secretaria de la Empresa, no sabía nada sobre los asuntos que allí se trataban. Es decir, tiene la obligación legal de asistir a las reuniones, redactar el acta y firmarla, pero no sabe nada de lo que se decidió y está escrito en las actas? ¿Es que no sabe leer? ¿Quién puede creer tal cosa? Peor aún, si como se está diciendo ahora, la infanta ha estado gastando parte del dinero. ¿Tampoco se le ocurrió preguntarse de donde había salido?

Y los ciudadanos tan despreocupados por la política, por el dinero que nos cuesta la política, nos quedamos de brazos cruzados.
Los ciudadanos, que pagamos religiosamente con dinero de nuestro bolsillo, nuestros elevados impuestos que no paran de subir, nos vemos sorprendidos cuando algunos pillastres, ejerciendo a modo de aprovechados se lo llevan crudo. La lista de quienes habiendo sido descubiertos en sus fechorías, se han visto condenados por un juez es larga.


Urdangarín dice no recordar nada, no saber nada de las empresas etc. Etc, pero en el registro policial a Aizoon (empresa de Urdangarín-Infanta) se encontró un listado de 500 empresas fantasma, que eran perfectas para evadir dinero.

Creo que esto merece una reflexión; simplemente el mismo interés que tenemos por revisar nuestro ticket de compra en el “super”, deberíamos aplicarlo a todas las decisiones políticas que a todos nos afectan. Sin duda, nos sentiríamos mucho menos defraudados, pero también nos sentiríamos mucho menos robados; simplemente porque la presión del interés haría que todo estuviera más vigilado.

Mijail


Listado de las 500 empresas fantasma para evadir

Etiquetas:






<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]