miércoles, 1 de febrero de 2012

El Confidente



Urge instaurar la tolerancia cero contra la corrupción

Me cuenta un amigo, que el pasado verano una guía turística sueca, les estaba explicando particularidades sobre su país, cuando les comentó que en Suecia tienen un tipo impositivo total del 24%; ella pensaba que resulta un tipo excesivo. Ante ello una compañera de viaje de mi amigo, le dijo que esto no era gran cosa, porque en España tenemos un 36% de impuestos totales sobre la renta. Dice que la guía se quedó tan sorprendida que no supo que contestar.
Y más sorprendida hubiera quedado si le hubieran dicho la verdad: cualquier trabajador normal en nuestro país, puede sumar al cabo del año lo que paga entre IRPF, IVA, impuestos locales; IBI, impuestos sobre carburantes y tasas. Si lo hace, se encontrará con la desagradable sorpresa de que se deja cerca del 50% de su renta disponible en las arcas públicas, ya sean estatales, regionales o locales. Aquí todo suma, porque todos recaudan lo suyo. Y cuidado; las prestaciones sociales suecas que me han explicado, no se parecen demasiado a las nuestras.

Por si fuera poco, con todo lo que ha ido apareciendo en el apartado corrupción nacional, con casos en muchas regiones de España, bien parece que el Lazarillo de Tormes, que sólo robaba a su amo para poder comer un poco y no morirse de hambre, de compararse con estos trincones modernos, sin duda se sentiría como un mal aprendiz de pícaro.

La combinación de ambas situaciones puede llevar a la percepción, de que a la clase política nada le importamos los ciudadanos, salvo para que les votemos cuando se convocan elecciones.
Observo que la percepción ciudadana en este sentido, no es otra que la clase política sólo defiende sus propios intereses; los ciudadanos por su parte, al percibir esta frustrante sensación, caerían en el desapego hacia la clase política, iniciando sus actividades laborales o empresariales en otro camino, fuera del ámbito administrativo oficial.
Es lo que venimos en llamar, economía sumergida, una situación que una vez instaurada es difícil de combatir.

En Italia, la Mafia se ha convertido ya en la mayor empresa del país, por beneficios. Genera unos beneficios anuales estimados de unos 100.000 millones de euros, un 7% del PIB italiano. En la actual situación de crisis financiera, los bancos no dan crédito, pero la Mafia, sí. Existe una estimación empresarial, de que la Mafia da crédito ya a 200.000 empresarios italianos.

En la actual situación de parón económico y cuando los precios bostezan, es urgente que el crédito sea asequible a las empresas españolas, para que no caigan en manos de prestatarios poco recomendables. De la misma manera, es urgente que se persiga el fraude fiscal que tanto alcanza a los pequeños empresarios como a los grandes capitostes. Pero aún es más urgente, que se instaure la tolerancia cero para la corrupción y se persiga de una forma implacable, siendo como es, otro tipo de Mafia. Estas medidas pueden ayudar a enderezar la situación.

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