miércoles, 28 de diciembre de 2011

Diario de a bordo



Un discurso regañina; eso es todo

Hemos tenido el habitual discurso del Rey en el 24 de diciembre. Este año no ha sido tan habitual; digamos que hemos pasado del “me llena de orgullo y satisfacción” al “todos somos iguales ante la ley”. En definitiva, hemos pasado del populismo al legalismo. ¡Vaya cambio! Un cambio, consecuencia de otro cambio: se ha publicado en varios medios, las andanzas de mano, de su yernísimo Urdangarín, el ex jugador de balonmano al que ahora algunos definen como aficionado al talonmano.
Es completamente certera, una cita del acervo popular que gustaba mucho a M. Delibes: “La realidad supera a la ficción”. Porque...quién hubiera podido imaginar siquiera, que la instrucción judicial del caso Palma Arena mallorquín, traería aparejado un cabo suelto, que tirando de él llevaría directamente nada menos que a otro caso, como es el del Instituto Noos, presidido por Urdangarín, una institución sin ánimo de lucro, pero que mira por donde, resultó ser de lo más lucrativa; seis millones de euros recaudados de fondos públicos y diez millones, de empresas privadas.

No es preciso tener muchas luces, para darse cuenta de que el Rey ha preferido poner en la picota la cabeza del yernísimo con objeto de salvar la suya propia. Y es que embolsarse fondos públicos ilegalmente está mal visto, pero está peor visto que esto se haga desde las cercanías de la casa real, abusando supuestamente de su condición próxima a la realeza; se está insinuando que el dinero se daba “por ser vos quien sois”. Todavía queda peor ante la opinión pública si cabe, que esto tenga lugar en tiempo de fuerte crisis económica, cuando todo son recortes y amenazas de más recortes presentes y futuros.

El Rey dijo apartar a su yernísimo de la casa real, debido a que “había tenido un comportamiento no ejemplar”. Sí, es una explicación de trámite, pero también de una ambigüedad en forma de regañina: “Esto no lo hagas más”.
Ayer repitió, en su discurso en las Cortes, diciendo a los diputados y senadores que: “trabajen con honestidad y eficiencia”. ¿Qué pasa; también supone que allí falta algo de honestidad y comportamiento ejemplar por parte de alguien?

Urdangarín, duque de Palma, un deportista modélico que vistió la camiseta azulgrana, puede ser imputado por distraer presuntamente, seis millones de fondos públicos, con parte de los cuales, acaba de publicarse ahora, se reformó un palacete. Ahora ya no falta quien le apode Duque de Palma Arena.

Según se ha venido publicando, la sorpresa del Rey no ha sido tal, por haber tenido noticias sobradas del asunto ya en 2006. Por ello, a medida que la investigación judicial avanzaba, la preocupación también iba en aumento, hasta que en 2009 le buscó un empleo en Washington para apartarlo de la circulación.
Urdangarín al igual que el resto de la familia real, ante la opinión pública debe ser ejemplar y honesto, pero también parecerlo, del mismo modo que deben serlo diputados y senadores.
El resto de ciudadanos también debemos ser igualmente ejemplares y honestos, con una pequeña diferencia; estos últimos pagamos el sueldo de los anteriores. Añadir también (y esto no incumbe a los primeros), que si entre ése resto de ciudadanos, se pilla a alguien que no ha tenido un comportamiento honesto y ejemplar, la justicia lo mantiene “guardado” una temporada en uno de sus hoteles vigilados.
A pesar de todo, parece muy difícil que Urdangarín llegue a visitar uno de estos hoteles; la familia real no lo consentiría.

Me quedan dos preguntas: ¿Y qué pasa con la Infanta que es accionista al 50% de la sociedad donde abonaban dinero pillado, ídem de la reforma del palacete. A ella no le alcanza el comportamiento ejemplar, por "ser quien es"? ¿Devolverán al tesoro público, por supuesto, que con toda la ejemplaridad que pide el Rey, los seis millones de euros. Qué me contestáis Majestad?

Mijail

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