viernes, 15 de julio de 2011

Opinió



Cuando los responsables de un desastre se van de rositas

En 1999 creció espectacularmente el número de nuevas viviendas en España superando las 300.000 y dejando atrás la cifra más alta de las 250.000 en el año 1988. Desgraciadamente, estas cifras quedarían muy lejos de las 530.000 en el año récord de 2006. Entre los años 2.000 y 2.008 la media anual fue de 430.000 viviendas; desde entonces esta estadística no ha dejado de bajar, y si bien cuando empezó la crisis (2007-2008), las patronales de la construcción daban por buena la cifra de 1.500.000 viviendas nuevas sin vender en nuestro país, ahora la intención electoral del gobierno parece haber sido recomendar a economistas de prestigio, rebajar esta cifra a la mitad. ¿Pero cómo pueden haberse vendido 750.000 viviendas, en un país inmerso en una grave crisis económica, con una cifra record de parados y donde no puede conseguirse crédito? Seguramente, esta es una más de las mentiras oficiales que se nos cuenta en este país, para luego encima pedirnos que les creamos.

En 2010 se terminaron 53.000 pisos de VPO que han pasado a engrosar la cifra de stock, si bien hay una parte que se ha vendido. En este último año la construcción de VPO ha sido el 22% de la actividad constructiva, cuando en 2007 no era ni el 9%. El stock de viviendas continúa siendo un lastre para nuestra economía. Según las estadísticas de la OCDE, el período de expansión inmobiliaria en nuestro país ha sido inusual históricamente hablando. Entre 1995 y 2007 el precio real de la vivienda en España creció un 120%, cuando en Irlanda el crecimiento fue del 257%, mientras que en Italia sólo era de un 40%. Ahora la fuerte especulación inmobiliaria pasa factura tanto en Irlanda como en España y aunque existe disparidad entre provincias, globalmente se estima un caída media real de precios, del 20% al 25% entre 2008 y 2011.

Parece que un gobierno serio, debería decirnos la verdad en todo momento; pues no existe ninguna garantía de que si aconsejara a los ciudadanos comprar los pisos se acabaría la crisis, sencillamente porque eran pisos para una especulación inmobiliaria, que actualmente está herida de muerte. Ahora sobran la inmensa mayoría de viviendas en stock, a menos de que la gente pueda vender sus pisos viejos para comprar otros nuevos sobrantes, pero a precio de saldo. Tampoco ayuda que el Banco de España, que miró para otro lado permitiendo la gran especulación que derritió nuestra economía, ahora exija más provisiones para posibles créditos fallidos, de manera que los bancos tienen menos capital para dar créditos. El agujero bancario por participar en esta especulación brutal está servido, pero de rebote este castigo lo acabaremos pagando entre todos los ciudadanos (como siempre), que no hemos tenido nada que ver con esta burbuja inmobiliaria, que ha explotado. Lo que Ud. no verá de ninguna manera, es sentarse en el banquillo de los acusados, ni a políticos responsables, ni a banqueros por haber permitido este desastre; ellos tienen la bula del santo sistema.

Mijail

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