jueves, 13 de enero de 2011

El Confidente



Una juventud que no parece tal

Lo normal en la juventud, es que en general, quienes pasen por ése trance sean inconformistas, rebeldes e incluso reivindicativos.
Los ejemplos actuales de cuanto digo, se pueden ver en países como Inglaterra, donde el colectivo estudiantil ha sembrado de revueltas las calles en las principales ciudades, a causa de su enfado por un incremento gubernamental en las tasas universitarias. En Grecia, donde los jóvenes incendian las calles protestando contra el Gobierno por verse en una situación “sin futuro”.
En Francia los jóvenes están protestando en las calles, por un recorte de pensiones que propone el Gobierno, cuando aún no han empezado a trabajar. Pero es que hace poco estaban también en las calles protestando contra la propuesta gubernamental, de Contrato para Primer Empleo.
En Italia los jóvenes se manifiestan (en ocasiones violentamente) contra Berlusconi, quien fue impactado en la cara por una figura reproducción de la catedral de Milán.
Ahora vemos como incluso en Túnez y Marruecos se dan también manifestaciones de protesta, al ser dos países que no ofrecen futuro alguno a sus súbditos.
Más allá de la consideración ética de ciertos hechos puntuales acaecidos en estos actos, lo que no se puede negar es que existe un descontento o un malestar, que trasciende más allá de las simples murmuraciones y que les impulsa a pelear en la calle como último recurso, por algo que creen realmente deben defender.

En España tenemos un 40% de paro juvenil y paradójicamente eso no parece preocupar a nuestros jóvenes, que no toman iniciativa alguna para pedir siquiera soluciones al problema. Es más, este fin de año mientras en varios países europeos el gobierno sentía la presión juvenil en sus calles, en España lo que hemos sabido de nuestros jóvenes, es que miles de ellos celebraban un botellón de fin de año en los alrededores de la universidad de Salamanca.
Como sea, que no parece creíble que mantengan la esperanza, de que quienes tenemos ya una cierta edad les solucionemos el problema, sólo queda pensar, en que no se sienten afectados por la escasez de trabajo. Quizás tenga algo que ver con ello, el que hayamos dado a nuestros jóvenes en todo momento, todo lo que precisaban y pedían; una situación que aún continúa, a juzgar por el pasotismo general.

En resumen y en general, podemos decir que en nuestro país, tenemos una juventud que parece haber dimitido de su condición natural de inconformista, que parece haber devenido en una juventud acomodaticia y aburguesada, preocupada, eso sí, por donde harán el próximo botellón, o por contestar los incontables mensajes diarios de móvil.

Aquí, nuestros jóvenes no salieron a la calle ni en la huelga general de septiembre, cuando tenían razones más que sobradas para sumarse a la protesta, en cambio si lo hicieron masivamente en las manifestaciones de hace unos años contra la guerra, contra el trasvase del Ebro y contra el chapapote. Y si lo hicieron entonces, parece que ahora con un 40% de tasa de paro juvenil, deberían tener un interés mayor en manifestar su descontento protestando? ¿No será que además, nuestros jóvenes están tan manipulados, que no son capaces de darse cuenta de su tasa de paro?

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