jueves, 27 de enero de 2011

Col·laboradors



Cuidado con los timos de tarjeta


CASO 1.

Venían cargos por ¡2.400 €! Llamó al teléfono de aclaraciones del banco y empezó a reclamar que él no había realizado las transacciones.

El personal del banco verificó que no había ningún Error en el sistema y le preguntó algunos datos de su tarjeta, pero entonces, cuando el sacó su tarjeta comprendió todo; esa no era su tarjeta, en su lugar, encontró una tarjeta de crédito ya expirada del mismo banco.

El ladrón irrumpió en su casillero del gimnasio y cambió las tarjetas. El banco emisor de la tarjeta de crédito dijo que al no haber denunciado el robo, no se podía hacer nada, ya que las compras se habían hecho hacia bastante tiempo y él tendría que pagar esa cantidad.

¿Por qué el banco no hizo alguna llamada o verificó, al tener estos consumos tan grandes? Porque se hicieron bastantes compras pero de cantidades pequeñas y eso raramente llama la atención de las compañías o tiendas que reciben las tarjetas, y al sumarse los consumos, dieron esa cantidad. ¡Él tuvo que pagar por algo que no tiene!

Debéis saber que a cada tarjeta se le asigna un límite de disposición. Conviene tener sólo el límite que nos hace falta y si en algún momento puntual, vamos a hacer una compra por importe superior, debemos ir al banco para que suban puntualmente el límite, después lo bajamos otra vez. De esta forma evitamos de que nos puedan robar mucho; sólo nos podrían robar hasta el límite.


CASO 2.

Una compañera se fue de vacaciones a Tailandia. Para pagar allí las comidas se llevó una Visa Oro (tiene un límite de 4.800 €). En Tailandia no tuvieron ningún problema, pero cuando volvieron y al cabo de un mes, le llegó el cargo de la tarjera uno de lo que había consumido en comidas y otro por 4.800 €. Muy alarmada se personó en el banco, quien pidió a Visa el comprobante firmado por la titular y no apareció. Así que procedieron a abonarle los 4.800 €.
Al cabo de dos meses llegó otro cargo por 4.800 € y le devolvieron otra vez el importe.

En algún restaurante, debían de haberle copiado la banda magnética de la tarjeta y con ello le pasaban el cargo por el límite de disposición.

No hay que perder nunca de vista la tarjeta. La tarjeta se pasa siempre delante de mí, no se la lleva el camarero y luego me la devuelve; de eso nada.


CASO 3.

Un hombre en un restaurante paga por su comida con su tarjeta de crédito.

Le entregaron el recibo y él lo firmó, la camarera doblo el recibo y puso la tarjeta de crédito dentro de él.
Normalmente, el lo tomaría simplemente y lo pondría en su cartera o bolsillo, sin embargo, el echó una mirada sin querer y descubrió que era una tarjeta del mismo banco pero de otra persona, ya expirada. Llamó a la camarera y parecía nerviosa.
Ella tomó la tarjeta, se disculpó y fue rápido hacia el cajero bajo la atenta mirada del hombre.
Todo lo que la camarera hizo al llegar con el cajero, fue entregarle la tarjeta expirada y él, sin mediar ninguna, la tomó, la dejó bajo el mostrador y le entregó la tarjeta original del cliente.

¡Ningún intercambio de palabras; nada! Ella la tomó y regresó al hombre solo con una disculpa.

Aseguraos siempre que la tarjeta que ponéis en vuestra cartera es la vuestra. Revisad, siempre que firméis por algo, que la tarjeta que os devuelven es la vuestra.

Muchas personas recogen la tarjeta sin mirarla y la guardan asumiendo que es la suya.
¡Por vuestro propio bien, desarrollad el hábito de verificar vuestra tarjeta de crédito, cada vez que os la devuelven después de una transacción!


CASO 4.

Hace poco entré en una pizzería para recoger una orden que había hecho por teléfono. Pagué usando mi Tarjeta de débito de Visa, que claro, carga directamente a mi cuenta corriente. El joven detrás del mostrador, tomó mi tarjeta, la deslizo por el aparato y la puso bajo el mostrador mientras esperaba la respuesta de aprobación, que es el procedimiento normal.


Mientras tanto, tomó su teléfono celular y comenzó a marcar. Noté que su teléfono era del mismo modelo que el que yo tengo, pero nada parecía fuera de lo normal. Entonces, escuche el "clic" que se escucha en mi teléfono al tomar una foto.

Él me devolvió entonces mi tarjeta, pero mantuvo el teléfono en su mano y continuo apretando los botones.
Entretanto, yo me quede pensando y preguntándome a que le había sacado

una foto.
Discretamente mire bajo el mostrador y no había nada; me di cuenta que lo único que estuvo en ese lugar, fue mi tarjeta de crédito y puse atención a lo que el seguía haciendo.
Él puso su teléfono en el mostrador e inmediatamente después, se escuchó el sonido que indica que el mensaje multimedia ha sido enviado. Fue entonces cuando estuve seguro, de que este muchacho había sacado una foto a mi tarjeta de crédito y se la estaba enviando a alguien.

Inmediatamente cancelé esa tarjeta al salir de la pizzería. Días después, me llamaron del banco para decirme que alguien estaba tratando de hacer transacciones vía Internet con mi cuenta.

¿Que hubiera pasado si yo no tuviera un teléfono igual al suyo? Nunca me habría dado cuenta de lo que hizo.

Siempre que uséis vuestras tarjetas, tomad precauciones y no seáis descuidados; estas son solo algunas de las formas de hacer fraude con tarjetas de crédito.
Yo ya he sido una víctima de intento de fraude de tarjeta de crédito y creedme, no es divertido. La verdad es que ellos no pueden hacer nada si nosotros tenemos cuidado, pero no lo hagamos fácil para ellos.

Ramón

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