martes, 16 de noviembre de 2010
Col·laboradors
La receta franco alemana
Ya nadie es tachado de catastrofista en nuestro país, si menciona la bicha de la crisis; no hace tanto tiempo hablar de ello era algo así como un anatema. Ahora cada día somos más, quienes creemos que la actual situación política no se entiende, posiblemente porque no tiene explicación satisfactoria o si la tiene, esta de momento es inaceptable, o si se quiere, no es políticamente correcta todavía en estas fechas.
Los llamados bonos patrióticos de la Generalitat de Cataluña son en cierta manera un indicio de lo que se ha pretendido esconder hasta ahora desde las altas instancias políticas del país. Y que nadie se llame a engaño; todos los grupos políticos con representación parlamentaria o institucional, saben bien a las claras, que nuestro país está quebrado, económicamente quebrado, a pesar de todo ello, hay algunos que en medio de este escenario espeluznante, se atreven a pronosticar en un alarde de demagogia supina, que todas las soluciones para Cataluña pasan por que sea independiente del resto de España.
En momentos de tormenta, lo que menos se le ocurriría a un capitán sensato, sería dedicarse a repintar la borda del barco; en momentos de tormenta, lo sensato, lo razonable y hasta lo decente, debe ser salvar el barco y con él a la tripulación. Todo lo contrario de lo que vemos aquí; el país está en medio de la tormenta económica y el capitán, que previamente había escogido un rumbo equivocado, ahora mira para otro lado como esperando que la tormenta amaine y dando a entender implícitamente, que no sabe que rumbo tomar para sacar al barco de una zona donde corremos el riesgo de hundirnos irremediablemente.
Pero volvamos a los bonos patrióticos de la Generalitat, estos bonos prueban bien a las claras, que sólo obedecen a la imposibilidad de esconder por más tiempo, que la Generalitat precisaba desesperadamente desde primeros de año, 5.000 millones de euros para gastos corrientes, es decir para seguir funcionando normalmente. Que los mercados, tanto el europeo, como el americano e incluso el japonés, hayan rechazado la oferta incluso con la promesa de un 5,75% de tipo de interés en estos tiempos, es algo que habla por sí solo y no precisa de sesudas tesis doctorales para ser entendido.
Parece que los españoles no nos queramos percatar de todo lo que está pasando y de lo que se avecina; no son ya pocos los economistas independientes que avisan de que en 2011 lo pasaremos peor que este año. Miremos para otro lado o no, queramos verlo o cerremos los ojos, la realidad es que las políticas de los estados se financian en gran parte con deuda pública. Una deuda que ha de ser comprada para que todo funcione, por inversores internacionales si la consideran seria y fiable, pero es que luego esta deuda ha de ser reintegrada a su vencimiento. Ahí está el detalle.
Angela Merkel acaba de sentenciar la crisis española en Bruselas, reiterando las tesis de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble que empezó advirtiendo que :“La UE no se creó para enriquecer a inversores financieros”, y explicando las formas de solucionar las crisis financieras europeas, es decir las crisis de deuda que a partir de ahora puedan afectar a la UE: los países que no puedan atender sus compromisos de pago tendrán que atenerse a una “quiebra ordenada”, algo así como una suspensión de pagos parcial en la que serán prorrogados vencimientos de la deuda “sine die” y además a partir de ahora, los inversores podrá perder parte de su dinero si no aciertan con sus inversiones; es lo que se denomina “una quita” sobre el nominal de la inversión.
El acuerdo franco alemán del 18 de octubre en Deauville, se trazó justificándolo todo, con un tener que dar satisfacción a unos ciudadanos escandalizados por el comportamiento de algunos países, empeñados en el empleo masivo de fondos públicos, en empleados públicos innecesarios y excesivos, en subvenciones inmigratorias extraordinarias sin justificación alguna y en salvar con fondos públicos negocios privados, en clara referencia a los bancos. A nadie escapa, que en fondo lo que pretende el eje franco alemán, es criminalizar aún más las emisiones de deuda de estos cuatro países para con ello, poder tener todas las garantías de colocar las emisiones franco alemanas a un tipo de interés bajo.
La teoría acerca de la vulnerabilidad de los países con crisis financieras provocadas por unos altos niveles de endeudamiento público y privado, problemas de liquidez, elevada tasa de desempleo y tasas de crecimiento económico plano, pueden llevarnos indefectiblemente hasta el “default”, es decir hasta una situación de impagos de deuda, que haga imperativa una “reestructuración de la deuda”. Pero es que aquí, en el desiderátum de convencer a los mercados, además de fallar en el crecimiento de la actividad y el empleo, también falla el saneamiento y la reestructuración del sistema financiero, pues no sabemos aún, como las entidades financieras del país podrán devolver los préstamos recibidos del FROB, en cinco años, al 8,5% de interés, si atentemos a la elevada tasa de desempleo, que merma y mucho los beneficios de la banca. España no cumple ninguno de los requisitos y diga lo que diga Zapatero, hoy somos un lastre para la Europa del euro.
Que Irlanda es un país quebrado y caído en el default es ya un hecho. Que Portugal junto con España y Grecia pueden seguir la senda, es una posibilidad nada descartable a juzgar por la serias actitudes y los guiños franco alemanes, que están comenzando a explicar gradualmente sus intenciones.
Otra posibilidad sería, la salida o expulsión temporal del Euro, de Irlanda, Grecia, Portugal y España hasta que mejoren sus parámetros. Curiosamente, Irlanda y España era donde durante estos años, más crecía de toda Europa el sector de la construcción.
Hemos entrado en una espiral donde la tragedia se mide en reducción de la clase media, aumento de pobreza, emigración innecesaria, falta de oportunidades, elevadísimo paro juvenil, deuda pública que no sabemos como podremos pagarla, etc. Lamento mucho decirlo, pero creo que esto nos pinta muy mal.
Mijail
Ya nadie es tachado de catastrofista en nuestro país, si menciona la bicha de la crisis; no hace tanto tiempo hablar de ello era algo así como un anatema. Ahora cada día somos más, quienes creemos que la actual situación política no se entiende, posiblemente porque no tiene explicación satisfactoria o si la tiene, esta de momento es inaceptable, o si se quiere, no es políticamente correcta todavía en estas fechas.
Los llamados bonos patrióticos de la Generalitat de Cataluña son en cierta manera un indicio de lo que se ha pretendido esconder hasta ahora desde las altas instancias políticas del país. Y que nadie se llame a engaño; todos los grupos políticos con representación parlamentaria o institucional, saben bien a las claras, que nuestro país está quebrado, económicamente quebrado, a pesar de todo ello, hay algunos que en medio de este escenario espeluznante, se atreven a pronosticar en un alarde de demagogia supina, que todas las soluciones para Cataluña pasan por que sea independiente del resto de España.
En momentos de tormenta, lo que menos se le ocurriría a un capitán sensato, sería dedicarse a repintar la borda del barco; en momentos de tormenta, lo sensato, lo razonable y hasta lo decente, debe ser salvar el barco y con él a la tripulación. Todo lo contrario de lo que vemos aquí; el país está en medio de la tormenta económica y el capitán, que previamente había escogido un rumbo equivocado, ahora mira para otro lado como esperando que la tormenta amaine y dando a entender implícitamente, que no sabe que rumbo tomar para sacar al barco de una zona donde corremos el riesgo de hundirnos irremediablemente.
Pero volvamos a los bonos patrióticos de la Generalitat, estos bonos prueban bien a las claras, que sólo obedecen a la imposibilidad de esconder por más tiempo, que la Generalitat precisaba desesperadamente desde primeros de año, 5.000 millones de euros para gastos corrientes, es decir para seguir funcionando normalmente. Que los mercados, tanto el europeo, como el americano e incluso el japonés, hayan rechazado la oferta incluso con la promesa de un 5,75% de tipo de interés en estos tiempos, es algo que habla por sí solo y no precisa de sesudas tesis doctorales para ser entendido.
Parece que los españoles no nos queramos percatar de todo lo que está pasando y de lo que se avecina; no son ya pocos los economistas independientes que avisan de que en 2011 lo pasaremos peor que este año. Miremos para otro lado o no, queramos verlo o cerremos los ojos, la realidad es que las políticas de los estados se financian en gran parte con deuda pública. Una deuda que ha de ser comprada para que todo funcione, por inversores internacionales si la consideran seria y fiable, pero es que luego esta deuda ha de ser reintegrada a su vencimiento. Ahí está el detalle.
Angela Merkel acaba de sentenciar la crisis española en Bruselas, reiterando las tesis de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble que empezó advirtiendo que :“La UE no se creó para enriquecer a inversores financieros”, y explicando las formas de solucionar las crisis financieras europeas, es decir las crisis de deuda que a partir de ahora puedan afectar a la UE: los países que no puedan atender sus compromisos de pago tendrán que atenerse a una “quiebra ordenada”, algo así como una suspensión de pagos parcial en la que serán prorrogados vencimientos de la deuda “sine die” y además a partir de ahora, los inversores podrá perder parte de su dinero si no aciertan con sus inversiones; es lo que se denomina “una quita” sobre el nominal de la inversión.
El acuerdo franco alemán del 18 de octubre en Deauville, se trazó justificándolo todo, con un tener que dar satisfacción a unos ciudadanos escandalizados por el comportamiento de algunos países, empeñados en el empleo masivo de fondos públicos, en empleados públicos innecesarios y excesivos, en subvenciones inmigratorias extraordinarias sin justificación alguna y en salvar con fondos públicos negocios privados, en clara referencia a los bancos. A nadie escapa, que en fondo lo que pretende el eje franco alemán, es criminalizar aún más las emisiones de deuda de estos cuatro países para con ello, poder tener todas las garantías de colocar las emisiones franco alemanas a un tipo de interés bajo.
La teoría acerca de la vulnerabilidad de los países con crisis financieras provocadas por unos altos niveles de endeudamiento público y privado, problemas de liquidez, elevada tasa de desempleo y tasas de crecimiento económico plano, pueden llevarnos indefectiblemente hasta el “default”, es decir hasta una situación de impagos de deuda, que haga imperativa una “reestructuración de la deuda”. Pero es que aquí, en el desiderátum de convencer a los mercados, además de fallar en el crecimiento de la actividad y el empleo, también falla el saneamiento y la reestructuración del sistema financiero, pues no sabemos aún, como las entidades financieras del país podrán devolver los préstamos recibidos del FROB, en cinco años, al 8,5% de interés, si atentemos a la elevada tasa de desempleo, que merma y mucho los beneficios de la banca. España no cumple ninguno de los requisitos y diga lo que diga Zapatero, hoy somos un lastre para la Europa del euro.
Que Irlanda es un país quebrado y caído en el default es ya un hecho. Que Portugal junto con España y Grecia pueden seguir la senda, es una posibilidad nada descartable a juzgar por la serias actitudes y los guiños franco alemanes, que están comenzando a explicar gradualmente sus intenciones.
Otra posibilidad sería, la salida o expulsión temporal del Euro, de Irlanda, Grecia, Portugal y España hasta que mejoren sus parámetros. Curiosamente, Irlanda y España era donde durante estos años, más crecía de toda Europa el sector de la construcción.
Hemos entrado en una espiral donde la tragedia se mide en reducción de la clase media, aumento de pobreza, emigración innecesaria, falta de oportunidades, elevadísimo paro juvenil, deuda pública que no sabemos como podremos pagarla, etc. Lamento mucho decirlo, pero creo que esto nos pinta muy mal.
Mijail
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