jueves, 26 de agosto de 2010

El Confidente

Estrépito en la cúpula




El líder Zapatero, tenía previsto que su fiel ministra Trini Jiménez, fuera quien se midiera en las próximas elecciones autonómicas con Espe Aguirre, por la presidencia de la Comunidad de Madrid. Seguramente pensó, si la contienda es entre dos mujeres conocidas, ya partimos de una aparente igualdad.

Zapatero fue quien, televisivamente, nominó y apoyó a su candidata Trini (parece ser la costumbre democrática del partido), menospreciando a su vez explícitamente, a Tomás Gómez, quien fuera alcalde de Parla y el más votado de España. Ante ello, Gómez insistió en que él se presentaría a unas primarias, porque no tenía ninguna duda en ganarlas. Cuando Zapatero vio que Gómez cuestionaba su autoridad de mandamás, lo convocó a una reunión urgente en Moncloa, a la que Gómez contestó con el “ya te veré” de su inasistencia.

En la cúpula del partido ya están suficientemente agobiados con la visible y punzante crisis económica que no saben cómo remontar, para que ahora además, se vean inmersos en el estrépito de un choque de candidatos, que escenifican como dice Gómez, el que las decisiones salgan “de abajo para arriba” y no al revés. Ya se sabe que a Zapatero, al igual que a los líderes socialistas, les gusta hacer primarias “de arriba para abajo” con un solo candidato asignado por su dedazo y arropado por toda la militancia, a modo de simulacro participativo.

Es cierto que desde hace tiempo existe una actitud de contestación contra Zapatero en el seno de la federación autonómica del partido en Madrid, donde los enfrentamientos vienen siendo crónicos; ahora parece que Gómez tiene muchos más apoyos que Trini, la cual acaba de rechazar un debate público con él, pero la cúpula del partido está con Zapatero y siempre a las órdenes del líder.

Este desafío a Zapatero está cuestionando su autoridad de mandamás, a quien interesa y mucho, que Trini gane las primarias en septiembre, ya que de lo contrario, aparte de reconocer “que la democracia ha funcionado”, su autoridad dentro del partido puede quedar muy cuestionada y cualquier otro barón con agallas, puede atreverse tranquilamente a desafiarle, pidiéndole explicaciones o elecciones anticipadas.

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