NOTICIES DE LLEIDA

El Japón de 1985 era muy diferente del actual. Por aquel entonces la potente industria nipona, era modélica y se solía poner como ejemplo de empresas competitivas.
Los economistas japoneses de la época, acuñaron como definición: “La fuerza de las competitivas empresas manufactureras japonesas, depende de su capacidad de producción”.

Japón fue durante años, una anomalía dentro del mundo desarrollado; después de la Segunda Guerra Mundial, a Japón se le impidió tener ejército en el contexto de una guerra fría que ahora ya es historia. Durante muchos años, Japón fue un país dentro de la órbita de Estados Unidos, quien ejercía a modo de colonizador industrial, con la excusa del mal recuerdo bélico. Japón fue una zona de expansión industrial para EEUU, que aprovechó la mano de obra barata japonesa; muchas empresas norteamericanas de alta tecnología (de aquel momento) fabricaban en Japón, cuando no se podían hacer inversiones militares y las inversiones se canalizaron hacia la mejora y el fomento de las empresas, como motor del país después de una guerra destructora.

El país nipón fue un modelo industrial, sólo que ahora y desde hace unos quince años está atravesando una grave crisis económica que mantiene los tipos de interés bancario muy cerca de cero.

Entre los rasgos culturales propios (que son muchos) más sobresalientes, estaba la moral tradicional japonesa. Durante el Japón del alto éxito industrial, los trabajadores japoneses mantenían un concepto sociológico que identifica al trabajador con la empresa.
Decían los sociólogos japoneses del momento, que para un occidental, su primer interés era vivir bien, en cambio para un japonés lo primero era trabajar.

Era y sigue siendo usual, que los trabajadores nipones trabajen muchas horas al día. A esto hay que sumar que suelen vivir lejos de su centro de trabajo y en definitiva, dedican toda su jornada al trabajo. Ahora sin embargo, esta mentalidad está cambiando y los jóvenes no están dispuestos al sacrificio personal para favorecer a la empresa.

En nuestro país afectado como está, por una fuerte crisis económica, con recortes de poder adquisitivo generalizados, puede que no tengamos más remedio que japonizarnos; las empresas pronto empezarán a ofrecer a sus trabajadores con poder adquisitivo recortado, una parte del recorte salarial si acepta prolongar su jornada a todo el día, en aras a la competitividad.

Ahora que Japón empieza a desterrar esta costumbre esclavizante, parece que la adoptaremos nosotros.

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