martes, 30 de marzo de 2010

El Confidente

Una celebración con algunas dudas



El 28 de febrero de 1980, Andalucía votó sí al Estatuto (aunque Almería votó no). Así pues, el pasado 28 de febrero, celebraron el 30 aniversario. Aquello del “atado y bien atado” parece haber funcionado con el gobierno de la Junta de Andalucía, donde siempre ha gobernado el PSOE; recordamos a Escuredo, Borbolla, Chaves y ahora Griñán.

Si se mira con atención el estado de la autonomía, parece que no haya mucha cosa que celebrar; no parece ser demasiado digno de celebración, ni el millón de desempleados, ni estar a la cabeza de la estadística del fracaso escolar, a lo que hay que añadir, que es la CA colocada a la cola en PIB por habitante. Se ha llegado a decir, que en estos momentos, Andalucía está a la cabeza de los subsidios y desempleo de Europa.
La oposición en la Junta de Andalucía critica a los distintos gobiernos que han tenido, por favorecer un sistema clientelar con un reparto desbocado de subvenciones, PER incluido y que el 53% de la población es analfabeta o carece de estudios. El catedrático Bernardo Díaz publica un artículo sobre el desarrollo del Estatuto, donde se dice: “Según parece, lo mandaron muy pronto a dormir la siesta”.

Treinta años después, 500.000 funcionarios andaluces, dicen bien a las claras, que ser funcionario en la Junta es garantía de seguridad y prosperidad en el empleo, en una región donde las iniciativas empresariales y la industria no son demasiado abundantes
No parece discutible, que gracias al PER, algunos pueblos hayan conseguido no quedarse descolgados, pero todos creímos cuando se creó, que era una ayuda temporal en espera de otra solución que nunca ha llegado, así pues, el PER no era una solución temporal sino perpetua.

Arévalo, ex ministro de UCD, enumera los temas que a su entender son prioritarios: reducir los gastos ordinarios del la Junta de Andalucía a la vez que aumentar las inversiones. Le preocupa el 2.013, año en el que está previsto que cesen las ayudas de Europa a Andalucía, unas subvenciones que llevaron prosperidad a la región, sin embargo su retirada acabará aumentando los problemas.

El 21 de febrero, el The New York Times, publicaba un artículo sobre el particular: “Hay un asombroso 29% de desempleo en Cádiz. En otros lugares de Europa estas altas cifras llevarían a profundas tensiones sociales, pero en Cádiz, no. Aquí la vida continúa misteriosamente cómoda y confortable gracias a una compleja red segura en la que la economía sumergida, el apoyo familiar y los subsidios aseguran una relativa alta calidad de vida".
Bien, pues si Chaves manda que todo esto hay que celebrarlo, celebrémoslo, pero no parecer haber motivo.

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