miércoles, 23 de septiembre de 2009

A día de hoy

El desempleo también alcanza a los inmigrantes

En los últimos 30 años hemos visto como el colectivo de inmigrantes que había en nuestro país no cesaba de aumentar; de los 198.000 censados en 1.981, pasamos a los 923.000 en 2.000, llegando a los 2.600.000 en 2.003 y finalmente en enero de 2.009, han sumado los 5.598.000 inmigrantes. Estos son los oficialmente censados.

Este colectivo ya alcanza el 12% de nuestra población y sufre la crisis económica; oficialmente, entre junio de 2.008 y junio de 2.009 han perdido su empleo 221.000 inmigrantes.

La grave recesión que sufrimos está afectando en gran medida a dos colectivos, los jóvenes, con una tasa de paro del 38% y los inmigrantes con una tasa de paro del 25%.

En noviembre de 2.008, el Gobierno aprueba el “Plan de retorno por Desempleo” que propone a los extranjeros en paro, capitalizar la prestación de desempleo en un cobro único, con la condición de renunciar al permiso de residencia y empleo, no pudiendo volver a España en tres años. Por esta vía se han ido 3.970 inmigrantes; una cifra un tanto alejada de los 100.000 que anunció Fernández de la Vega.

El Plan de Retorno por Desempleo no funciona. Puede que en su diseño no se tuviera en cuenta la muy distinta situación prestacional, entre el país de partida y el de acogida; es decir, aquí los inmigrantes gozan de elevadas prestaciones sociales (las mismas que tenemos nosotros), que no existen en sus países de origen. Aquí tienen seguro de desempleo, subsidios de asistencia social, sanidad y educación gratuitas.

Se nos dijo que los inmigrantes eran necesarios en nuestro país, debido a que hacían trabajos que los españoles no querían realizar, pero esta afirmación que carece toda base, tampoco tiene en cuenta la cantidad de inmigrantes que trabaja en la economía sumergida y por tanto desregulada. Pero estas razones oficiales no son compartidas por quienes piensan que la verdadera razón para permitir la entrada masiva en inmigrantes en nuestro país, no era otra que aumentar descaradamente la oferta de mano de obra, lo cual hace bajar aún más el precio de los salarios.

La cifra de los 5.598.000 inmigrantes censados (muchos de los cuales acabarán irremediablemente en el paro), observada en paralelo con los 4.600.000 parados que oficialmente tenemos, puede comportar el riesgo de fractura social, si aparece la percepción, de que los extranjeros se convierten en una carga no rentable para el Estado.

Como sea que en pocos años, el aumento de extranjeros residentes en nuestro país, ha crecido de una forma exponencial y dada la elevada tasa de paro que tenemos, quizás sería una buena medida, cerrar la entrada a nuestro país de más inmigrantes.
¿Qué hacer a día de hoy, con los extranjeros que venían a trabajar, cuando ahora no hay trabajo?

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