martes, 10 de marzo de 2009

El Confidente

Preocupantes parámetros para una economía chatarra
Recuerdo la letra de una canción donde se dice “sorpresas te da la vida”, pues sí, sorpresas. Y a veces tan sorprendentes que un año antes nos hubieran parecido impensables. Era en mayo de 2008, cuando el ministro de Economía, Solbes, declaraba a los medios que: “no se debe impedir artificialmente el necesario ajuste de la construcción”. Tenía razón, no hacía falta ajustar el sector de la construcción, se ha desplomado solo. El ladrillo cae a plomo sin intervención del Estado.
Para probar tal aseveración no hace falta más que acudir a ciertos parámetros: muchos edificios que estaban hace un año en construcción, están ahora parados, pero es que además y en el período de un año, el consumo de cemento ha caído un 41,5% y los visados de obra nueva han retrocedido un 47,6%. En correspondencia, la Seguridad Social cuenta hoy con 487.335 afiliados menos del sector de la construcción (según los últimos datos publicados).

Este desplome del sector ladrillo, tiene un fuerte efecto arrastre en toda la economía nacional, que se enfrenta desde primeros de año, a la recesión más grave desde la de 1959 (Plan de Estabilización). La economía española se ha convertido en chatarra.

Por desgracia las malas noticias se encadenan unas a otras, en el plazo del último año: la producción industrial está cayendo un 15,1% (una tasa que nunca había alcanzado la economía española), las ventas de las grandes empresas retroceden un 13,2%, el comercio al por menor cae un 8,3% y la matriculación de turismos ha caído un 47,8%.

Estamos ya en los 3,5 millones de parados, pero conviene profundizar un poco en dicha cifra: la Seguridad Social ha perdido el 4,3% de todos sus afiliados en 2008. Para ponerlo en cifras; más de 840.000 trabajadores que cotizaban en diciembre de 2007 ya no lo hacían en diciembre de 2008.

Lo más preocupante si cabe, es la comparativa de esta crisis con anteriores: desde finales del franquismo hemos vivido cuatro crisis económicas, la de 1975, 1979, 1981 y 1993. En este sentido, resulta demoledor el informe de coyuntura de la Caixa: en la recesión de 1979, el paro aumentó en 170.000 personas, en la 1981 creció en 284.000 personas y en la de 1993 llegó a un incremento de 625.000 parados.
Ahora en 2008, el paro registrado aumentó en 1.000.000 de personas y la mayoría de los analistas prevén otro millón más de desempleados a medida que avance la contracción económica.

Corren malos tiempos para la lírica, pero también para los profetas: hace poco más de un año, un profeta llamado Zapatero nos decía aquello de: “No estamos en una crisis económica, tenemos alguna dificultad que nos viene de fuera”. Claro que todo esto formaba parte de la mentira electoral, para unas elecciones que tuvieron lugar ahora hace un año.
Un consejo: profetas económicos, abstenerse.


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