martes, 20 de enero de 2009

El Confidente


Un descaro vergonzoso

Resulta vergonzoso, el descaro con el que nuestros políticos no cesan de pedirnos e imponernos recortes y esfuerzos de todo tipo;

Tuvimos que adaptarnos a Europa en todos los parámetros fiscales e impositivos, pero nuestros sueldos siguen siendo españoles, muy alejados de los sueldos europeos. También nuestra Sanidad Pública continua siendo española.

Tuvimos una entrada en el euro sin vigilancia alguna por parte de la Administración, lo cual produjo unos “redondeos” descontrolados que han desembocado en que tengamos que soportar un coste de vida exagerado.

Tenemos que pagar impuestos elevadísimos para los pocos servicios que recibimos, pero es que además, tenemos que pagar los impuestos de todos aquellos que no los pagan, debido a la economía sumergida y no controlada por la Administración.

Tenemos que sufrir las largas listas de espera en el sistema de Salud Pública; unas esperas que pueden deteriorar aún más nuestra salud y todos conocemos algún caso desesperado. Unas listas de espera que sólo benefician a la Sanidad Privada y perjudican a los usuarios de la Sanidad Pública.

Tenemos que soportar, el ver como cuando tenemos dificultades y nos dirigimos a la Administración para recabar algunas ayudas, nos las deniegan, mientras vemos que otros vecinos no españoles, sí las tienen.

Tenemos que sufrir la precariedad en el trabajo, la inseguridad de no saber si al mes siguiente podremos seguir trabajando o no y la Administración se lava las manos en nombre de la libertad o liberalidad del “mercado”.

Hemos tenido que soportar una burbuja inmobiliaria monumental y descontrolada, que disparó los precios de la vivienda a unos niveles de locura; una burbuja que ha acabado estallando y perjudicando a muchos trabajadores que han ido a engrosar las listas del paro (un millón en 2008), todo ello mientras la Administración en nombre de “la libertad de mercado” miraba para otro lado.

Debemos aguantar a un gobierno que prometió dos millones de nuevos puestos de trabajo antes de las elecciones del pasado marzo, pero hemos asistido a la destrucción de un millón de puestos en tan sólo un año.

Como consecuencia de la gran crisis, que en cierta manera ha sido permitida por el gobierno, puesto que hicieron dejación en su labor de vigilancia y previsión; se nos pide y se nos impone ahora esfuerzos de todo tipo: esfuerzos fiscales y recortes en todos los ámbitos, mientras que estas recomendaciones no pasan por las casas de los políticos.

Los Presupuestos Generales del Estado para 2009, aprobados a primeros de noviembre, contienen una partida para gastos corrientes de las formaciones políticas allí representadas, en la que se aprecia una subida del 4,2% (de 78,1 a 81 millones de euros), cuando la inflación a final de año ha sido del 1,4%.
Este incremento que es mucho mayor que el dato de inflación, contrasta con los recortes que aparecen en apartados como Sanidad, Cultura y Defensa.

Resulta también singular, que Zapatero anunciase unos Presupuestos en los que la palabra clave era “austeridad”, pues bien, esa clave se le pasó por alto, cuando llegó al capitulo de las subvenciones, dado que estos Presupuestos las mejoran con respecto a otros años, con el consentimiento de todos los grupos, todo hay que decirlo.
Estamos con unos PGE, en los que figuran las subvenciones más altas de nuestra historia, precisamente cuando los fondos públicos se necesitan para pagar prestaciones de desempleo a los más de tres millones de parados que tenemos en este momento y cuando, según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional, Europa se verá abocada a afrontar la crisis económica más grave desde la Segunda Guerra Mundial.

Nuestros gobernantes tampoco se sonrojan si se les echa en cara sus sueldos estratosféricos. En todo caso, son estos mismos gobernantes, los que nos piden apretarnos más y más nuestro cinturón, pero no el suyo.

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